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TARDAJOS: Y como una coincidencia del destino: resulta que vivo...

Y como una coincidencia del destino: resulta que vivo en la casa de un antiguo panadero de Tardajos, que se apellidaba como yo, García. No queda nada de todo aquello, ni del horno, ni de aperos, solo el santo y las señas de lo que fue. Aquí, prefirieron que los hijos se dedicasen a estudiar, pues en aquella época, ser panadero resultaba un gran trabajo físico, al contrario que hoy, que da millones, a pesar de haber tanta competencia.

Aquel panadero tuvo preferencia a la hora de vender su casa, no quería que cualquiera la disfrutara pues quería buenos compradores y gente muy especial. A fe que lo somos.