Y cuando la
fiesta ha terminado, las patatas siguen su curso normal. Algunas esperan pacientemente a que el agricultor las coseche. La triste realidad de la patata, por mucho que la iluminen, que la doren, no cambia.
Entonces, yo me pregunto, quién se beneficia, y la respuesta es la misma que siempre fue. El político que juega con la alegría y la participación de la gente.
Lo que pasa es que un análisis no se puede quedar en las sensaciones sino que hay que recurrir a los números. Hay que saber,
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