Qué genera el descubierto
Llegar muy justos a fin de mes es una de las causas de que la cuenta corriente se tiña de rojo y los bolsillos de los ciudadanos sufran, además, una penalización en forma de intereses y comisiones. Las compras básicas y los gastos del día a día colapsan en época de crisis las economías domésticas.
También es posible hacer un gasto, que no tiene por qué ser demasiado elevado, sin saber que no hay fondos suficientes. Esto ocurre cuando no se consultan con frecuencia los
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Cuando una persona saca todo el dinero de la cuenta, pero decide no cerrarla, la entidad continúa el cobro de gastos de mantenimiento y, al no haber saldo para sufragar estas comisiones, se crea un descubierto. Es habitual que los usuarios de la banca no sepan que esto es así y dejen la cuenta abierta por si la necesitan en un momento determinado, o piensen que con sacar el dinero queda cerrada. La situación se puede agravar si la entidad no logra ponerse en contacto con el titular, ya sea porque ha cambiado de domicilio o porque no acude con asiduidad a la sucursal. En este caso, el descubierto puede aumentar y con él los intereses y las comisiones.
Pero los auténticos responsables de los números rojos son, casi siempre, los recibos domiciliados. Aunque el consumidor sabe en qué fecha llegan, en ocasiones, por su propia imprevisión o por simple falta de dinero, pueden generar un saldo deudor en la cuenta. Otras veces, su importe es más elevado de lo que se pensaba en un principio o se aplica una factura estimada, con lo que acaba con el dinero de la cuenta y provoca un descubierto.
Con bastante frecuencia, el banco asume estos recibos y pasan a engrosar el saldo negativo del deudor, que después tendrá que pagar intereses y comisiones por el descubierto. Si son clientes habituales que no dan problemas a la sucursal, tienen la nómina domiciliada y su historial no está marcado por los números rojos, lo normal es que no devuelvan los recibos.
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