Preciosa
foto de la solitaria
iglesia en lo alto y, a sus pies el
árbol con sus ramilletes de
flores. Nada dignifica más a un
pueblo que la silueta de una iglesia emergiendo del resto de las viviendas, como si fuera el
castillo que la defiende, ampara y embellece. De ahí que esta villa por su distribución geográfica y emplazamiento del
caserío, y sobre todo por este bien situado y conservado
edificio, la iglesia, se le siga llamando villa de
Hermosilla.
Da sonrojo e irrita a las pupilas ver, junto
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