Hace dos veranos mi hermano José Mari y yo hicimos un viaje a los pueblos de ese entorno, próximo a Sedano, a indagar (para investigar después) sobre la suerte que habían corrido algunos de los que se aventuraron a aquel viaje casi idílico que preconizaba el gobierno australiano.
Desistimos de ello tras indagar en tres de esos pueblos y hablar con parientes directos sin obtener apenas ninguna información que valiera la pena recoger. Para colmo, en uno de ellos, un energúmeno -son gajes de la indagación aunque yo nunca había visto algo así- que además decía vivir en la zona del Nefvión, casi me quiere pegar -a él le detuvieron sus compañeros y a mí mi hermano y otros- porque, según él, habían sido mierablemente engañados y que no se había cumpolido nada de lo que les dijeron. No pude contrastar nada. Simplemente que eran las 13:30 y un grupo de amigos estaban en la calle, en un bar, bien sentidas, tomándose cosas que tenían algo de alcohol. Sé que a otros investigadores de nuestra querida comarca y alguna del entorno también les han ocurrido cosas poco gratas con algunos paisanos.
Anécdotas al margen, y sin temor a cualquier otro energúmeno, sería muy interesante conocer alguna cosa, relativamente objetiva, de esa aventura en las antípodas.
Desistimos de ello tras indagar en tres de esos pueblos y hablar con parientes directos sin obtener apenas ninguna información que valiera la pena recoger. Para colmo, en uno de ellos, un energúmeno -son gajes de la indagación aunque yo nunca había visto algo así- que además decía vivir en la zona del Nefvión, casi me quiere pegar -a él le detuvieron sus compañeros y a mí mi hermano y otros- porque, según él, habían sido mierablemente engañados y que no se había cumpolido nada de lo que les dijeron. No pude contrastar nada. Simplemente que eran las 13:30 y un grupo de amigos estaban en la calle, en un bar, bien sentidas, tomándose cosas que tenían algo de alcohol. Sé que a otros investigadores de nuestra querida comarca y alguna del entorno también les han ocurrido cosas poco gratas con algunos paisanos.
Anécdotas al margen, y sin temor a cualquier otro energúmeno, sería muy interesante conocer alguna cosa, relativamente objetiva, de esa aventura en las antípodas.