OÑA: SAN IÑIGO....

SAN IÑIGO.

Acerca de este Santo, primero anacoreta y después Abad de San Salvador de Oña, escribió el P. Flórez en el tomo 27 de la España Sagrada, donde puede verse en la pág. 142 de la segunda edición, lo que nos excusa de tratar aquí acerca de él más detenidamente.
Fue natural de Calatayud, á principios del siglo XI, hijo de padres mozárabes, un siglo antes de que Don Alfonso el Batallador sacara aquel territorio de poder de infieles; y aunque entonces Calatayud aun no correspondía á la diócesis de Tarazona, habiendo sido después incorporada á esta, San Iñigo ha sido mirado siempre como uno de los Santos de la diócesis.
Por tradición se dice que su casa nativa estaba en el paraje donde existe hoy el convento de Benedictinas, y que antes fue priorato de Benedictinos dependiente de Oña. Es indudable que aquel barrio fue de mozárabes, como lo expresa la donación de D. Ramón Berenguer, publicada en el tomo anterior (1).
De Aragón pasó á Castilla, en 1034, á reformar el monasterio de Oña, y falleció en 1.° de Junio de 1068, según la opinión mas corriente, y que ilustró al P. Flórez (pág. 161). En el convento de Benedictinas de Calatayud, de que es patrono el Ayuntamiento, se conserva un hueso de su brazo.
En el obispado de Burgos se le profesa mucha devoción y en la edad media era muy invocado para la redención de cautivos. Por el contrario, en el obispado de Tarazona apenas tiene culto fuera de Calatayud, siendo muy de extrañar la incuria ó mala voluntad de los compiladores del Breviario diocesano, á mediados del siglo XVI, que ni siquiera incluyeron su rezo entre los otros santos de la diócesis. Si fue olvido es muy de extrañar tanta torpeza; si fue por los litigios que había con el Arcedianato, fue impiedad ridícula querer castigar en los santos las miserias de los hombres.