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LA NUEZ DE ARRIBA: HÁBITAT...

TORTILLA DE COLLEJAS

La colleja es una planta silvestre comestible. En Alcozar se cría en terrenos flojos, por ejemplo en las viñas y en los valladares de las tierras en las que se cultiva cereal. Son de color verde manzana, echan una flor blanca y las semillas están en una especie de campanilla. Al crecer, nace un espigón del que salen las campanillas que contienen las semillas. El mejor tiempo para cogerlas es la primavera, desde principios de abril hasta mediados de mayo. Se cortan, a ser posible, sin arrancar la raíz, aunque, si la tierra está muy húmeda, puede salir toda la planta al intentar cortarlas. Suelen crecer en corros y, si son bastante altas, se corta sólo la parte de arriba, es decir, las cuatro o cinco hojas primeras que forman como una especie de espiga, porque son las más tiernas. Si no se arranca la raíz, pueden volver a brotar. Tienen un período de crecimiento de por lo menos quince días. Son más tiernas y crecen más cuanto menos las dé el sol, por eso las mejores se encuentran a la sombra de otras plantas o hierbas más altas.

PREPARACIÓN:

Se cogen con la mano las hojas de arriba, que son las tiernas, y las otras se tiran. Se han de lavar bien para quitar la tierra y, a continuación, se ponen a escurrir. Después se secan con una servilleta de papel para que acaben de dejar el agua y no salten en la sartén al freírlas. Luego se pone una sartén al fuego con no mucho aceite y, al mismo tiempo que se van friendo, se cortan con unas tijeras para que se queden más menudas. Han de quedar, un término medio, ni muy fritas ni poco; que queden jugosas. Después se bate el huevo, se mezcla con las collejas ya fritas y se hace igual que una tortilla francesa.

HÁBITAT

Las collejas viven en pastizales algo embravecidos, cunetas, inmediaciones de cortijos y ermitas rurales, y en general terrenos algo compactados y no sometidos a laboreos anuales; no es raro verlas al pie de encinas u otros grandes árboles, donde la presencia de plantas espinosas cercanas, como las esparragueras, ayudan a protegerlas del diente del ganado. Tampoco faltan junto a los muros de las huertas, e incluso en alguna calle del casco urbano. Escasean en los hábitats más evolucionados como jarales, manchas y encinares. En Belalcázar prefieren los suelos arenosos, donde sus raíces crecen con menos impedimentos, aunque aparecen también en los derivados de pizarras y otras rocas compactas.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
DISTRIBUCIÓN

Presente en toda Europa, Norte de África y Centro y Oeste de Asia, hallando su óptimo en los países de clima mediterráneo; se encuentra además, como planta invasora, en otras regiones del globo, como ocurre en Norteamérica.

USOS

La colleja es una de las plantas nutricias autóctonas por excelencia en toda la región Mediterránea, pudiendo consumirse las hojas y los tallos tiernos, incluso en crudo. Es una verdura muy fina, hasta el punto de que ni siquiera suele ser necesario eliminar el agua de cocción para consumirlas. El hervido previo es recomendable para reblandecer los tejidos de la hoja, aunque no necesario. Puede emplearse en guisos, pero la tradición belalcazareña se inclina más por su consumo en tortilla, bastando sofreir previamente las hojas, con o sin cocción preliminar. Su empleo como verdura tradicional se ha ido abandonando con el tiempo, probablemente por lo laborioso de su preparación, ya que las hojas deben separarse los tallos una a una.

¿SABÍAS QUE...?

Las collejas pueden cultivarse con relativa facilidad en huertas y cerquillas, lo que evita depender de la recolección en el campo. Las semillas germinan sin excesivos problemas, bastando con sembrarlas directamente en el terreno a finales del invierno, o bien en maceta o semillero para posterior trasplante –en ese caso pueden sembrarse ya a mediados o finales del otoño, en sitio protegido de la helada-; pueden aguantar varios años en el suelo, por lo que no hay que desanimarse si no nacen el mismo año de la plantación; en todo caso, la germinación se facilita dejándolas unas horas en agua antes de la siembra, como suele hacerse con los guisantes, garbanzos, etc... Si se conocen lugares con abundancia de planta, como suele ocurrir en algunos sembrados y bordes de camino, donde la extracción de alguna mata completa no cause excesivo daño, pueden recogerse cepellones y plantarlos lo antes posible en el sitio definitivo. No es raro que al recoger las collejas en el campo arranquemos sin querer alguno de sus estolones, que a menudo se desechan una vez extraídas las hojas; en ese caso, en vez de tirarlos, puede hacerse la prueba de plantarlos en macetas o directamente sobre el suelo.

Emilio Laguna ... (ver texto completo)