Bendecían las casas, los aires y los campos.
Tocaban las campanas para alejar las tormentas.
Hacían rogativas para llamar a la lluvia.
Un ramo bendecido protegía sus cosechas.
Su reloj era el sol, las sombras y las campanas de la iglesia.
En el invierno se reunían en las cuadras.
Siendo chicos, por San Marcos caminaban descalzos.
Comían oveja y garbanzos el día de la fiesta.
Domingos y festivos bailaban al son de las panderetas.
Tenían dos sanmigueles, el tramposo y el pagador.
Por adra mantenían la taberna y daban hospedaje a los pobres.
Salían de vereda a limpiar caminos, arroyos y fuentes.
Durante meses la nieve aislaba sus pueblos.
Llevaban braseros a la escuela.
Iban en caballería en busca del médico.
Aseguraban sus bueyes en una minada.
Formaban cofradías para asistirse en los entierros.
En las reuniones a Concejo bebían vino en dos copas de plata.
Se bañaban desnudos con la rociada de San Juan.
Ponían cartillas para espantar a las brujas.
Creían que en la luna estaba la virgen hilando con una rueca.
Sabían que no hay sábado sin sol ni doncella sin amor.
De mozos se cortejaban en las fuentes.
Tenían tres jueves en el año que lucían más que el sol.
Ponían nombres a las estrellas.
Sentían pavor por el canto nocturno del búho.
Sus camas eran guardadas por cuatro angelitos.
Eran nuestros padres y abuelos.
Tocaban las campanas para alejar las tormentas.
Hacían rogativas para llamar a la lluvia.
Un ramo bendecido protegía sus cosechas.
Su reloj era el sol, las sombras y las campanas de la iglesia.
En el invierno se reunían en las cuadras.
Siendo chicos, por San Marcos caminaban descalzos.
Comían oveja y garbanzos el día de la fiesta.
Domingos y festivos bailaban al son de las panderetas.
Tenían dos sanmigueles, el tramposo y el pagador.
Por adra mantenían la taberna y daban hospedaje a los pobres.
Salían de vereda a limpiar caminos, arroyos y fuentes.
Durante meses la nieve aislaba sus pueblos.
Llevaban braseros a la escuela.
Iban en caballería en busca del médico.
Aseguraban sus bueyes en una minada.
Formaban cofradías para asistirse en los entierros.
En las reuniones a Concejo bebían vino en dos copas de plata.
Se bañaban desnudos con la rociada de San Juan.
Ponían cartillas para espantar a las brujas.
Creían que en la luna estaba la virgen hilando con una rueca.
Sabían que no hay sábado sin sol ni doncella sin amor.
De mozos se cortejaban en las fuentes.
Tenían tres jueves en el año que lucían más que el sol.
Ponían nombres a las estrellas.
Sentían pavor por el canto nocturno del búho.
Sus camas eran guardadas por cuatro angelitos.
Eran nuestros padres y abuelos.