Pero el pedazo era demasiado pequeño como para soportarnos a los dos, así que nos miramos a los ojos en ese momento y supimos que había llegado la hora de la verdad. El instante preciso en que la amistad se pone en juego.
Debajo de la lluvia, que aún caía, no hicieron falta palabras para saber exactamente lo que debíamos hacer. Emprendimos nuestro regreso a casa juntos.
El pequeño trozo de madera nos hizo ver cuán grande era nuestra amistad.
Turnados para flotar en la madera, llegamos a la costa.
Uno nadaba y el otro descansaba, después cambiábamos los roles. Allí está encerrada toda la filosofía de la amistad: cuando uno está caído su amigo lo levanta, y viceversa.
Juan López Cordero (Sevilla -España)
Debajo de la lluvia, que aún caía, no hicieron falta palabras para saber exactamente lo que debíamos hacer. Emprendimos nuestro regreso a casa juntos.
El pequeño trozo de madera nos hizo ver cuán grande era nuestra amistad.
Turnados para flotar en la madera, llegamos a la costa.
Uno nadaba y el otro descansaba, después cambiábamos los roles. Allí está encerrada toda la filosofía de la amistad: cuando uno está caído su amigo lo levanta, y viceversa.
Juan López Cordero (Sevilla -España)