El Guijarro
por Jorge Alberto Collao
Caminaban trastabillando, arremolinados en un andar desesperado, lento y torpe, con la persistencia de quienes sienten amenazada la vida, con ese miedo que solo puede venir del estómago, de las venas y de los músculos. Y casi a tientas, lleno el aire de olores amenazantes, entre gruñidos de agudeza y apuro, sin poder llamarse por sus nombres porque nombrar las cosas aun les era ajeno, se tocaban, se empujaban obligándose a poner atención aquí, allá
por Jorge Alberto Collao
Caminaban trastabillando, arremolinados en un andar desesperado, lento y torpe, con la persistencia de quienes sienten amenazada la vida, con ese miedo que solo puede venir del estómago, de las venas y de los músculos. Y casi a tientas, lleno el aire de olores amenazantes, entre gruñidos de agudeza y apuro, sin poder llamarse por sus nombres porque nombrar las cosas aun les era ajeno, se tocaban, se empujaban obligándose a poner atención aquí, allá