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LA NUEZ DE ARRIBA: II ¿Infiernos de una hermosura perdurable?...

II ¿Infiernos de una hermosura perdurable?

Oscar Wilde redescubrió los misterios irisados del infierno en la amenazadora belleza de Dorian Gray. "Ahora bien: la belleza de Dorian era de ese género cuya seducción proviene del color y de la expresión (...) Pertenecía a esa clase de jóvenes que hacen que el mundo parezca jovial aunque sople el infortunio. La bondad y la dicha irradiaban de él visiblemente; la habitación más sombría parecía iluminarse suavemente y animarse cuando él entraba", aclara Basil Hallward, uno de tres espejos arúspices del irlandés, del mismo modo que el esplendente Lord Henry o el amargado Gray en el prefacio del artista, para rematar inmediatamente, "Lástima que un ser tan magnífico deba envejecer algún día- suspiró Wilde."
La esfinge calla y se precipita al abismo.