Era nuestra cocina, fresquecita en el verano y muy tibia en el invierno, era el punto de reunión de la familia y visitas.
Ahí en derredor de la mesa, hecha por las manos de Papá, se platicaron las cosas que sucedían día con día, algunas de ellas recuerdo, otras... fueron olvidadas.
Ahí en esa cocina, había siempre dispuesta una taza de café o un vaso de agua, dulce y fresquecita, que los amigos bebían, siempre con una sonrisa.
Ahí en derredor de esa mesa, hubo llantos y risas, pues se festejaron triunfos y se lloraron fracasos.
Ahí también se quedaron, las ilusiones que de jóvenes tuvimos, ahí bajo esos muros derribados están las alegrías y las penas de mis Padres.
Ahí en derredor de la mesa, hecha por las manos de Papá, se platicaron las cosas que sucedían día con día, algunas de ellas recuerdo, otras... fueron olvidadas.
Ahí en esa cocina, había siempre dispuesta una taza de café o un vaso de agua, dulce y fresquecita, que los amigos bebían, siempre con una sonrisa.
Ahí en derredor de esa mesa, hubo llantos y risas, pues se festejaron triunfos y se lloraron fracasos.
Ahí también se quedaron, las ilusiones que de jóvenes tuvimos, ahí bajo esos muros derribados están las alegrías y las penas de mis Padres.