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LA NUEZ DE ARRIBA: La Madre...

La Madre

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Tus manos están ajadas,

tu rostro con pliegues también,

tu vientre esta adolorido,

tus ojos cansados se ven.

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Tu voz va menguando su canto

y tu fuerza se queda en los pies,

los levantas tan poco del suelo;

comienza quizás la vejez.

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Mas, si vuelves tus ojos al viento

y piensas como antes, otra vez,

si al viento le gritas tu nombre,

él te dirá:! Gran mujer!

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Si miras a tus hijos que te aman

si te ves como ellos te ven…

Tú puedes detrás del espejo

sonreír, sonreír otra vez.

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Maritza Valle