Mas cese el sentimiento, cese el llanto,
y en vez,
España, de funesto luto,
fiestas publica, que te ensalce cuanto
te oprimió de los ojos el tributo;
pues ya
Madrid piadosa a Isidro
santo
vuelve a sus
campos a coger el
fruto
que sembró de piedad y desengaños
al fin dichoso de quinientos años.