Los siguientes pasos de Enrique VIII en su litigio con Roma fueron imponer una multa de 100.000 libras al clero "por haber aceptado las órdenes de una nación extranjera" (Roma) y en 1532 suspendió la contribución anual a la Santa Sede, que suponía un tercio de las rentas de los obispados ingleses. La respuesta de Roma fue amenazar al monarca inglés con la excomunión y, si osaba casarse con Ana Bolena dejar "vacante" el trono de Inglaterra.
Pero Enrique VIII tenía prisa. Ana estaba embarazada y el heredero esperado debía nacer de un matrimonio legítimo. En su ayuda acudió Thomas Cranmer (sustituto de wosley), que aprovechando la indecisión de Roma les casó el 25 de enero de 1533, en una ceremonia privada. El 23 de mayo, un tribunal compuesto por los "primeros jueces y obispos del reino" promulgó que el matrimonio de Catalina y Enrique era nulo y el 1 de junio Ana Bolena fue solemnemente coronada en la abadía de Westminster. Poco después, el Parlamento de 1534 aprobó el decreto de supremacía por el que el rey de Inglaterra y sus sucesores se constituían en jefes supremos de la Iglesia de Inglaterra. Todo aquel que osara dudar de esa supremacía podía ser condenado a muerte por crimen de alta traición. La ruptura con Roma era total.
Thomas Cranmer fue quien les caso en una ceremonia privada y no valida legalmente.
Thomas Cranmer fue quien les caso en una ceremonia privada y no valida legalmente.
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