Piedra con musgo, LA NUEZ DE ARRIBA

El pesimista sabe rebelarse contra el mal; sólo el optimista sabe extrañarse del mal (Gilbert Keith Chesterton)
Parar ya que debe estar casi muerto y con todos los huesos rotos.

Cual no sería su sorpresa cuando abrió el saco y vio todos sus cacharros destrozados. La pobre mujer se quedó sin cabras y sin cacharros.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

(Seguramente, las cosas sucedieron casi tal como las recuerdo. De las sensaciones no tengo duda.)
Mientras la mujer estaba fuera, el lobo oyó que en la cocina había un gatito y le dijo

- Ábreme el saco, gatito, y te daré chorizo

Y el gato, que estaba hambriento, le abrió el saco. El lobo, metió en el saco los cacharros de la cocina y volvió a atar el saco. Después se fue corriendo para que no le encontraran cuando volviesen todos.

Cuando la mujer volvió con varios hombres que traían unos garrotes muy grandes, les señaló el saco y les dijo

- Darle una buena paliza, para que no vuelva...
¿Están todas las cabras? – le preguntó la señora al lobo disfrazado de pastor. Y como este le respondió afirmativamente, le dijo – Pues baja a la cuadra y ordéñalas

El lobo bajó a la cuadra y como no había cabras que ordeñar, llenó el caldero con el pis del burro que en ese momento estaba orinando. Mientras el lobo estaba en la cuadra, llegó la perrita cojeando y le dijo a su dueña que el pastor era un lobo y que se había comido a las cabritas. La mujer cogió la escoba y se escondió detrás de...
No subáis, no, que os comerá el lobo – les decía la perrita

- ¡Cállate perrita o te corto una patita! – le amenazaba el lobo, y seguía animando a las cabras – Arriba, cabrinas, arriba, a beber agua fría

- No subáis, no, que os comerá el lobo – insistía la perrita

Y así hasta que el lobo sacó la navaja y le cortó una pata a la perrita, que ya no pudo seguir y se volvió poco a poco para el pueblo. El lobo, cuando creyó que estaba bien lejos, se comió a todas las cabras menos a una. Para que...