La muerte es una mujer, cruel, misteriosa, poderosa.
Mis hermanos y yo, recogimos en el
campo una avecilla, tenía un plumaje de fuerte
color naranja y la cabeza negra, era bella, esa mañana temprano había pasado rauda por la cocina, pero horas después, mi hermano la descubrió entre los matorrales, estaba herida, dijeron que talvez unos muchachos traviesos le lanzaron
piedras con hondilla.
El lugar en que mi abuelo guardaba la leña, se convirtió en nuestro
hospital, llevamos toallas para hacerle
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