Compramos energía a futuro

LA NUEZ DE ARRIBA (Burgos)

Ajuste del carnero
Foto enviada por Evaristo

Ahí en la tierra de tu piso, aún resuenan los pasos de mis mayores, y las risas de los nietos... (hoy ya hombres) y los afanes de mi Madre por tener la casa limpia.

Había en esa gran casa tantos y tantos recuerdos, unos gratos, otros tristes, como va siendo la vida.

Ahí también se quedó la energía y el amor de mi Madre, y la dulce comprensión del mas tierno de los Padres.

Había casi al fondo de la casa, dos tupidas bugambilias, y a su sombra en verano, mi Padre leía y leía, y mi Madre con ... (ver texto completo)
Nada queda... solo una pared muy triste y un piso que no es el mismo, una soledad muy grande que les hace compañía.

Y de aquella casa grande de tan bonitos helechos y tupidas bugambilias, solo queda en mi memoria el más hermoso recuerdo.

¡Ay! que tristeza sentí al ver que ya nada queda, de lo que un día fue...

MI CASA.

Carmen Gómez de Cedillo
Era nuestra cocina, fresquecita en el verano y muy tibia en el invierno, era el punto de reunión de la familia y visitas.

Ahí en derredor de la mesa, hecha por las manos de Papá, se platicaron las cosas que sucedían día con día, algunas de ellas recuerdo, otras... fueron olvidadas.

Ahí en esa cocina, había siempre dispuesta una taza de café o un vaso de agua, dulce y fresquecita, que los amigos bebían, siempre con una sonrisa.

Ahí en derredor de esa mesa, hubo llantos y risas, pues se festejaron ... (ver texto completo)
Ahí en la tierra de tu piso, aún resuenan los pasos de mis mayores, y las risas de los nietos... (hoy ya hombres) y los afanes de mi Madre por tener la casa limpia.

Había en esa gran casa tantos y tantos recuerdos, unos gratos, otros tristes, como va siendo la vida.

Ahí también se quedó la energía y el amor de mi Madre, y la dulce comprensión del mas tierno de los Padres.

Había casi al fondo de la casa, dos tupidas bugambilias, y a su sombra en verano, mi Padre leía y leía, y mi Madre con ... (ver texto completo)
Era nuestra cocina, fresquecita en el verano y muy tibia en el invierno, era el punto de reunión de la familia y visitas.

Ahí en derredor de la mesa, hecha por las manos de Papá, se platicaron las cosas que sucedían día con día, algunas de ellas recuerdo, otras... fueron olvidadas.

Ahí en esa cocina, había siempre dispuesta una taza de café o un vaso de agua, dulce y fresquecita, que los amigos bebían, siempre con una sonrisa.

Ahí en derredor de esa mesa, hubo llantos y risas, pues se festejaron ... (ver texto completo)
La casa de la soledad

Ayer caminando por la calle, pase por lo que un día fue mi casa. ¡Que gran tristeza sentí! al ver que ya nada queda de lo que albergó mi infancia. Su gran puerta, la gran sala, y aquel enorme pasillo con su piso como espejo, que a mi mas me parecía un cristalino riachuelo, que en sus aguas reflejaba la cabellera verde de los hermosos helechos.

En verdad era un espejo, ahí jugábamos de niños mis siete hermanos y yo, que dolor es ver desierto el lugar de mis recuerdos.

Las ... (ver texto completo)
LAS ESTRELLAS DE MAR

Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.

Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado, lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió:

- Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente ... (ver texto completo)
Cada E-mail que enviamos con amor, es una estrella que arrojamos al mar...

Sé que en este mundo complicado, trastocado, acelerado, equivocado, un gesto de ternura y solidaridad no alcanza...

Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo pero mucho puedo hacer para ayudar en el pedacito de mundo que me toca.

Si alguna vez pude a través de estos mails, hacerte sonreír, llorar, emocionar, reflexionar... entonces eres una de esas estrellas que ha vuelto al mar a contarle a las otras que ... (ver texto completo)
LAS ESTRELLAS DE MAR

Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.

Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado, lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cual me respondió:

- Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente ... (ver texto completo)
Canción del corazón

Había una vez un gran hombre que se casó con la mujer de sus sueños. Con su amor, procrearon a una niñita. Era una pequeña brillante y encantadora, y el gran hombre la quería mucho.

Cuando era muy pequeñita, la alzaba, tarareaba una melodía y la hacía bailar por el cuarto, al tiempo que le decía: "Te quiero, chiquita".

Mientras la niña crecía, el gran hombre solía abrazarla y decirle: "Te amo, chiquita". La hijita protestaba diciendo que ya no era chiquita. Entonces el ... (ver texto completo)
La chiquita hizo lo único que podía hacer. Se acercó a la cama junto al gran hombre. Los dos tenían los ojos con lágrimas y ella rodeó con sus brazos los hombros inmóviles de su padre.

Con la cabeza apoyada en su pecho, pensó en muchas cosas. Recordó los momentos maravillosos que habían pasado juntos y cómo se había sentido siempre protegida y querida por el gran hombre. Sintió dolor por la pérdida que debía soportar, las palabras de amor que la habían confortado.

Y entonces oyó desde el interior del gran hombre, el latido de su corazón. El corazón que siempre había albergado música y palabras. El corazón seguía latiendo, desentendiéndose del daño del resto del cuerpo. Y mientras ella descansaba allí, obró la magia. Oyó lo que necesitaba oír.

Su corazón expresó las palabras que su boca ya no podían decir:

Te amo
Te amo
Te amo
Chiquita
Chiquita
Chiquita

Y se sintió confortada....

Desconozco su autor ... (ver texto completo)
Canción del corazón

Había una vez un gran hombre que se casó con la mujer de sus sueños. Con su amor, procrearon a una niñita. Era una pequeña brillante y encantadora, y el gran hombre la quería mucho.

Cuando era muy pequeñita, la alzaba, tarareaba una melodía y la hacía bailar por el cuarto, al tiempo que le decía: "Te quiero, chiquita".

Mientras la niña crecía, el gran hombre solía abrazarla y decirle: "Te amo, chiquita". La hijita protestaba diciendo que ya no era chiquita. Entonces el ... (ver texto completo)
CUENTO ACERCA DEL AMOR.

LAS LLAVES ÚNICAS.

Cuenta una historia -que por otra parte no es lo suficientemente conocida- que cuando Dios condenó a los pecadores y los arrojó del paraíso, les entregó una llave a cada uno para que pudieran penetrar en el corazón del otro y amarse afuera del edén. Preocupados por saber que lugar nuevo ocuparían en el mundo, ambos perdieron las llaves que les abriría la posibilidad del amor único. Y con ellos toda la humanidad. El precio de ese error se paga con incomprensión, ... (ver texto completo)
A las diez y veinte llegaron al departamento de Guillermo. Un decimoquinto piso. Ella se sorprendió porque en el lugar no había nadie más. Ningún amigo. Desconfiaba de las selectivas habilidades como programador del anfitrión. De pronto descubrió que había una mesa impecablemente puesta, para dos personas. En el centro de la mesa, al costado de un candelabro de plata, lucía, altivo y asado, un pavo frío. Contenía, seguramente, trufas.
Primera copa de champagne. Brindaron por el año, pasablemente ... (ver texto completo)
Faltaban veinte minutos para terminar el 2006. Había que terminarlo con la intensa plenitud del polvo. De pronto recibían, entre los gemidos, los ecos eufóricos de los festejos de tanta gente normal. La que recibía el año como correspondía, en la formalidad de una mesa.- Feliz año, Marina – Guillermo, bien cargado, dentro de ella. Sin ninguna intención de retirarse nunca de su cuerpo.- En adelante todo será mejor.- Feliz año, Guillermo. Sin despegarse, Guillermo buscó la copa de champagne. La había ... (ver texto completo)
La noche del 31, Guillermo no estaba dispuesto a quedarse solo otra vez. Como la del 24. Prefería pasarlo con ella. De todas formas, Marina continuaba con su escenografía de mujer comprometida. Planificaba repetir su festejo de bajísimo voltaje, con otro lastimoso pollo recalentado en el microondas y el televisor recursivo. Sin siquiera la voz de Luis Dávila, para estimular retazos de melancolía. Pero le dijo que trataría de cancelar su programa. Aparte, Pablito le había telefoneado desde Mar del ... (ver texto completo)
A las diez y veinte llegaron al departamento de Guillermo. Un decimoquinto piso. Ella se sorprendió porque en el lugar no había nadie más. Ningún amigo. Desconfiaba de las selectivas habilidades como programador del anfitrión. De pronto descubrió que había una mesa impecablemente puesta, para dos personas. En el centro de la mesa, al costado de un candelabro de plata, lucía, altivo y asado, un pavo frío. Contenía, seguramente, trufas.
Primera copa de champagne. Brindaron por el año, pasablemente ... (ver texto completo)
Pudo encerrarse en el departamento, desde donde podía contemplar el río. No tenía comida, pero tampoco ningún deseo de comer. Desfilaron, en tiempo record, tres indispensables floreros de whisky Johnny Walker. Dormitaba, de a ratos, entre las páginas de una biografía sobre el Marisical Tito. Soñaba con los horribles reproches de Norah, que había estropeado su vida por él. Lo despertaron los eufóricos ruidos externos de las doce y diez. Marcó, instintivamente, el número de Marina. Para escuchar una ... (ver texto completo)
La noche del 31, Guillermo no estaba dispuesto a quedarse solo otra vez. Como la del 24. Prefería pasarlo con ella. De todas formas, Marina continuaba con su escenografía de mujer comprometida. Planificaba repetir su festejo de bajísimo voltaje, con otro lastimoso pollo recalentado en el microondas y el televisor recursivo. Sin siquiera la voz de Luis Dávila, para estimular retazos de melancolía. Pero le dijo que trataría de cancelar su programa. Aparte, Pablito le había telefoneado desde Mar del ... (ver texto completo)
Marina sospechaba que Guillermo era un casado poco original. Con adicción a las situaciones mixtas. De los aventureros usuales que mantenían clausurada a la esposa en las afueras de la ciudad. Amantes aceptablemente cotizados. Los que disfrutan de la libertad de movimientos penetracionales, durante la semana. Pero no había que tomarlos en serio porque se convertían en señores inhallables a partir del jueves por la noche. Hasta pasado el mediodía del lunes, no reportaban. Pronto se hicieron las doce ... (ver texto completo)
Pudo encerrarse en el departamento, desde donde podía contemplar el río. No tenía comida, pero tampoco ningún deseo de comer. Desfilaron, en tiempo record, tres indispensables floreros de whisky Johnny Walker. Dormitaba, de a ratos, entre las páginas de una biografía sobre el Marisical Tito. Soñaba con los horribles reproches de Norah, que había estropeado su vida por él. Lo despertaron los eufóricos ruidos externos de las doce y diez. Marcó, instintivamente, el número de Marina. Para escuchar una ... (ver texto completo)
Marina, espero que no seas de las solitarias porteñas que viven con un gato que no les hace caso– Guillermo, en el teléfono.- Mi compañía no la soporta ni siquiera un gato.- Vaya mujer tan interesante.- Acabo de liberarme de un hijo que pesaba más que un marido. Y algo menos que un gato.- Noto que sos la mujer ideal. Yo no estoy en condiciones morales de estar solo ni en el cuarto de baño. Mi segunda esposa me acaba de abandonar. Puedo asegurarte que abandonarme fue la mejor idea que se le ocurrió ... (ver texto completo)
Marina sospechaba que Guillermo era un casado poco original. Con adicción a las situaciones mixtas. De los aventureros usuales que mantenían clausurada a la esposa en las afueras de la ciudad. Amantes aceptablemente cotizados. Los que disfrutan de la libertad de movimientos penetracionales, durante la semana. Pero no había que tomarlos en serio porque se convertían en señores inhallables a partir del jueves por la noche. Hasta pasado el mediodía del lunes, no reportaban. Pronto se hicieron las doce ... (ver texto completo)
Flor Negra de terciopelo

de Jorge Asís

Ella tampoco había tenido suerte con la flor de terciopelo negra que buscaba. Y vivía con permanentes deseos de tomar un café. El tipo tenía el aspecto del sobrio cincuentón, sin mantenimiento. Marina no aceptó la idea del café. Pero le dejó su teléfono.
Transparencia compleja. Grandilocuente, con la sincera frontalidad que desubicaba. A Guillermo le encantaba hablar sin respiro. Marina también era conversadora. Su locuacidad podía convertirse en un ... (ver texto completo)
Marina, espero que no seas de las solitarias porteñas que viven con un gato que no les hace caso– Guillermo, en el teléfono.- Mi compañía no la soporta ni siquiera un gato.- Vaya mujer tan interesante.- Acabo de liberarme de un hijo que pesaba más que un marido. Y algo menos que un gato.- Noto que sos la mujer ideal. Yo no estoy en condiciones morales de estar solo ni en el cuarto de baño. Mi segunda esposa me acaba de abandonar. Puedo asegurarte que abandonarme fue la mejor idea que se le ocurrió en nuestros doce años de convivencia. La soledad era necesaria en mi vida. Miraba con envidia a los solitarios que iban al café los domingos a la tarde. Ahora que estoy solo, no sé qué demonios hacer con el tiempo libre. Juro que me da vergüenza ser un solitario. A mi edad, 54, ya tendría que llevar a los nietos al salón de juegos. Sospecho que todos me miran cuando estoy solo. En otro rollo matrimonial no pienso meterme nunca más. La tercera coincidencia terrenal.
Comieron pocos días más tarde, en el clasicismo de Edelweiss. Guillermo contó que había salido de la ciudad. Triste estadía en San Martín de los Andes. La belleza del paisaje contrastaba con la intensidad del fastidioso aburrimiento. El propósito el viaje consistió en visitar a sus dos hijos pequeños, de su segunda ex mujer. La atormentada Norah mantenía la asombrosa petulancia de suponerse rica y demostrarlo. Gracias a una clínica de Mina Clavero ella aún tenía los cables de la cabeza medianamente reestructurados. ... (ver texto completo)