Muy bien amigo (sin conocerte) tu mensaje. Me has dado en al clavo y el recuerdo de aquellos felices días a pesar de las penurias que pasábamos. Me ha venido la nostalgia, la añoranza y la melancolía a mi memoria de aquel tim`po pasado que ya no volverá como manifiestas. Un saludo desde Aviles Asturias.
Los valores humanos de nuestra tierra
Aquel mundo ya no volverá. Ha triunfado de una manera rotunda, sin que se pueda negar, el mundo de lo artificial y artificioso: de esa televisión cada vez más estupidizada y descerebradora, de ese sentido de la ostentación vanal y tonta, de esos obsesionados por sus motos y artilugios ruidosos y de ostentación...
En los setenta ya hubo personas, muy pocas, que decidieron abandonar sus trabajos urbanos y zambullirse en el mundo rural; es decir, retomar, en parte, los viejos valores, aunque ya no eran los mismos sino que se vivían de otra manera muy distinta y otros nuevos; lo cual es, dentro de lo malo, positivo. Pasar horas de serenidad en la charla o el juego del bar, contemplando las truchas que vadean calmosas en el río, charlando amigablemente al lado del campanillo, contemplando el vuelo solemne de los buitres, viendo cómo cambian las tonalidades de los campos de forma paulatina, constatando cómo los árboles vuelven a recuperar sus antiguos espacios del que las hachas los desalojaron hace cientos de años,... Es significativo que en estos nuevos tiempos la gente esté fijando su atención en cuestiones que antaño apenas llamaban la atención porque era lo usual y no llamaban la atención.
Poco es esto, pero es como un soplo nuevo de vida y dicha natural que quizás llegue a contagiar a más gente y, con ello, no haya necesidad de entonar el Requien por la bella y querida comarca.
Aquel mundo ya no volverá. Ha triunfado de una manera rotunda, sin que se pueda negar, el mundo de lo artificial y artificioso: de esa televisión cada vez más estupidizada y descerebradora, de ese sentido de la ostentación vanal y tonta, de esos obsesionados por sus motos y artilugios ruidosos y de ostentación...
En los setenta ya hubo personas, muy pocas, que decidieron abandonar sus trabajos urbanos y zambullirse en el mundo rural; es decir, retomar, en parte, los viejos valores, aunque ya no eran los mismos sino que se vivían de otra manera muy distinta y otros nuevos; lo cual es, dentro de lo malo, positivo. Pasar horas de serenidad en la charla o el juego del bar, contemplando las truchas que vadean calmosas en el río, charlando amigablemente al lado del campanillo, contemplando el vuelo solemne de los buitres, viendo cómo cambian las tonalidades de los campos de forma paulatina, constatando cómo los árboles vuelven a recuperar sus antiguos espacios del que las hachas los desalojaron hace cientos de años,... Es significativo que en estos nuevos tiempos la gente esté fijando su atención en cuestiones que antaño apenas llamaban la atención porque era lo usual y no llamaban la atención.
Poco es esto, pero es como un soplo nuevo de vida y dicha natural que quizás llegue a contagiar a más gente y, con ello, no haya necesidad de entonar el Requien por la bella y querida comarca.