RECORDANDO LA VENDIMIA
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Muchos años han pasado ya desde que parte de
nuestros campos se hallaran cubiertos de viñas.
Se encontraban a ambos lados de la carretera de
Covarrubias en el tramo comprendido entre el
camino del Roblón y el Molino de Leré, hoy
están cubiertos en su mayoría por las Sabinas
que descendiendo de la montaña llegan al río
en su parte más próxima al molino.
Casi siempre se efectuaba ésta en la última
semana de Septiembre, y se determinaba su fecha
atendiendo al grado de madurez de la uva y teniendo
en cuenta igualmente la climatología. Para esos días
los niños escolares ya iban diariamente a sus
colegios; pues entonces teníamos dos, uno para cada
sexo. Pero aquel día, no obstante y de forma excepcional
todos teníamos fiesta.
Era una alegría ver el movimiento de carros tirados
por animales, especialmente de vacas que bien provistos
de cuévanos (cestos) grandes y chicos se dirigían a los
planteles en compañía de sus dueños.
No eran numerosos los viñedos, ni tampoco excepcional
el vino producido por sus uvas: principalmente la Garnacha
y la Moscatel. Pero, eso si, su caldo era enteramente natural
y su cantidad proporcionaba a la mayor parte de los hogares
una alegría en sus mesas durante buena parte del año.
Una vez cogidas las uvas se llevaban al Jaráiz, o Hangar. Este
era básicamente un gran cajón de cemento hecho de obra en donde
se "pisaban" los racimos para sacar el mosto. A su lado había otro
pequeño hueco en donde se depositaba el zumo obtenido. Hoy
apenas quedan alguno de muestra.
Todo era contento en el entorno, pues se consideraba este
elemento un lujo dentro de una economía de subsistencia.
Cabe destacar un Rito ancestral que los mozos hacían con
las mozas: Lo llamábamos: el LAGAREJO, y consistía en tomar
unas uvas negras, por parte de los varones y frotarlas
en la cara de las mozas. No se sabe su antigüedad, mas, se
sospecha que venía del albor de los tiempos.
Este rito ya perdido, tenía un significado"atávico" de
persecución del varón a la hembra. Normalmente cada hombre
tenía fijada su admiración hacía una mujer y con este pretexto
se acercaba a ella. La mujer fingía huir y se alejaba del
pretencioso que iba a estrujarle las uvas; pero la mayor parte
de las veces, ella era alcanzada y consumado el rito.
En varias ocasiones estas dos personas acabaron casándose,
pues la elección en si no había sido arbitraria.
Las Cubas eran los recipientes habituales en donde fermentaba el
mosto, éstas habían sido limpiadas y preparadas para ello
con anterioridad utilizando azufre.
Su capacidad se expresaba en cántaras (Una cántara=16,5 litros).
También se disponía de vasijas pequeñas de cristal (Damajuanas),
cuya capacidad era una cántara; que eran igualmente utilizadas.
En la localidad de Covarrubias, (próxima a nuestro Municipio), aun
se celebra el rito de pisar las uvas por parte de las reinas de
las Fiestas.
Bien quisiera que no se perdiesen del todo estos recuerdos como
pequeñas anécdotas del quehacer de nuestros mayores.
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Muchos años han pasado ya desde que parte de
nuestros campos se hallaran cubiertos de viñas.
Se encontraban a ambos lados de la carretera de
Covarrubias en el tramo comprendido entre el
camino del Roblón y el Molino de Leré, hoy
están cubiertos en su mayoría por las Sabinas
que descendiendo de la montaña llegan al río
en su parte más próxima al molino.
Casi siempre se efectuaba ésta en la última
semana de Septiembre, y se determinaba su fecha
atendiendo al grado de madurez de la uva y teniendo
en cuenta igualmente la climatología. Para esos días
los niños escolares ya iban diariamente a sus
colegios; pues entonces teníamos dos, uno para cada
sexo. Pero aquel día, no obstante y de forma excepcional
todos teníamos fiesta.
Era una alegría ver el movimiento de carros tirados
por animales, especialmente de vacas que bien provistos
de cuévanos (cestos) grandes y chicos se dirigían a los
planteles en compañía de sus dueños.
No eran numerosos los viñedos, ni tampoco excepcional
el vino producido por sus uvas: principalmente la Garnacha
y la Moscatel. Pero, eso si, su caldo era enteramente natural
y su cantidad proporcionaba a la mayor parte de los hogares
una alegría en sus mesas durante buena parte del año.
Una vez cogidas las uvas se llevaban al Jaráiz, o Hangar. Este
era básicamente un gran cajón de cemento hecho de obra en donde
se "pisaban" los racimos para sacar el mosto. A su lado había otro
pequeño hueco en donde se depositaba el zumo obtenido. Hoy
apenas quedan alguno de muestra.
Todo era contento en el entorno, pues se consideraba este
elemento un lujo dentro de una economía de subsistencia.
Cabe destacar un Rito ancestral que los mozos hacían con
las mozas: Lo llamábamos: el LAGAREJO, y consistía en tomar
unas uvas negras, por parte de los varones y frotarlas
en la cara de las mozas. No se sabe su antigüedad, mas, se
sospecha que venía del albor de los tiempos.
Este rito ya perdido, tenía un significado"atávico" de
persecución del varón a la hembra. Normalmente cada hombre
tenía fijada su admiración hacía una mujer y con este pretexto
se acercaba a ella. La mujer fingía huir y se alejaba del
pretencioso que iba a estrujarle las uvas; pero la mayor parte
de las veces, ella era alcanzada y consumado el rito.
En varias ocasiones estas dos personas acabaron casándose,
pues la elección en si no había sido arbitraria.
Las Cubas eran los recipientes habituales en donde fermentaba el
mosto, éstas habían sido limpiadas y preparadas para ello
con anterioridad utilizando azufre.
Su capacidad se expresaba en cántaras (Una cántara=16,5 litros).
También se disponía de vasijas pequeñas de cristal (Damajuanas),
cuya capacidad era una cántara; que eran igualmente utilizadas.
En la localidad de Covarrubias, (próxima a nuestro Municipio), aun
se celebra el rito de pisar las uvas por parte de las reinas de
las Fiestas.
Bien quisiera que no se perdiesen del todo estos recuerdos como
pequeñas anécdotas del quehacer de nuestros mayores.
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