EL VIENTO DEL NORTE Y EL SOL
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Fábula
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El Viento del Norte presumía de ser el más fuerte
de todos los habitantes del cielo.
- ¡Ni el sol ni las estrellas, ni la lluvia ni el
viento; ni el granizo ni el trueno son tan poderosos
como yo!-proclamaba a gritos mientras soplaba con tal
violencia que arrancaba los tejados de las casas
y convertía en hielo el agua de los arroyos- ¡Ya veis
que nada se me resiste en este mundo!
Pero un día el Sol se cansó de sus fanfarronerías
y le dijo: ¿Estás seguro de que eres el más fuerte?
El cielo y la tierra están llenos de seres de gran
fortaleza. Incluso puede ser que yo mismo sea mucho
más poderoso que tú...
- ¡No me hagas reír!- se carcajeó el Viento del Norte,
dejando escapar un soplo helado.
-Te hago una apuesta-dijo el Sol-- ¿Ves aquel caminante
allí abajo?. Pues estoy convencido de que puedo quitarle
la capa. En cambio tú no se si tendrás fuerza para hacer
lo mismo.
- ¡Eso es un juego de niños! -replicó el Viento del Norte.
Y enseguida empezó a enviar ráfagas de aire congelado
contra el caminante. Sin embargo, lo único que consiguió
fue que el hombre se envolviera con más fuerza en su capa.
El viento del Norte siguió soplando para arrancársela
hasta que se quedó sin aliento, pero no logró salirse
con la suya.
-Ahora es mi turno-dijo el Sol, y comenzó a enviar al
caminante sus más cálidos rayos de luz.
Al notar el calor, el hombre suspiró con alivio y se
retiró la capa del cuello y de los hombros. El Sol
siguió brillando cada vez con más fuerza, por lo
que el caminante se quitó el sombrero para enjuagarse
el sudor de la frente." ¡Válgame Dios!" se decía,
" ¡pero si hace más calor que en pleno verano!
Tendré que quitarme la capa".
Y así lo hizo: Se despojó de la capa y se tumbó a
descansar a la sombra de un árbol.
- ¿Has visto?-le replicó entonces el Sol al Viento
del Norte-La fuerza no siempre está en los músculos.
Moraleja: Más vale maña que fuerza.
Esopo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
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Fábula
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El Viento del Norte presumía de ser el más fuerte
de todos los habitantes del cielo.
- ¡Ni el sol ni las estrellas, ni la lluvia ni el
viento; ni el granizo ni el trueno son tan poderosos
como yo!-proclamaba a gritos mientras soplaba con tal
violencia que arrancaba los tejados de las casas
y convertía en hielo el agua de los arroyos- ¡Ya veis
que nada se me resiste en este mundo!
Pero un día el Sol se cansó de sus fanfarronerías
y le dijo: ¿Estás seguro de que eres el más fuerte?
El cielo y la tierra están llenos de seres de gran
fortaleza. Incluso puede ser que yo mismo sea mucho
más poderoso que tú...
- ¡No me hagas reír!- se carcajeó el Viento del Norte,
dejando escapar un soplo helado.
-Te hago una apuesta-dijo el Sol-- ¿Ves aquel caminante
allí abajo?. Pues estoy convencido de que puedo quitarle
la capa. En cambio tú no se si tendrás fuerza para hacer
lo mismo.
- ¡Eso es un juego de niños! -replicó el Viento del Norte.
Y enseguida empezó a enviar ráfagas de aire congelado
contra el caminante. Sin embargo, lo único que consiguió
fue que el hombre se envolviera con más fuerza en su capa.
El viento del Norte siguió soplando para arrancársela
hasta que se quedó sin aliento, pero no logró salirse
con la suya.
-Ahora es mi turno-dijo el Sol, y comenzó a enviar al
caminante sus más cálidos rayos de luz.
Al notar el calor, el hombre suspiró con alivio y se
retiró la capa del cuello y de los hombros. El Sol
siguió brillando cada vez con más fuerza, por lo
que el caminante se quitó el sombrero para enjuagarse
el sudor de la frente." ¡Válgame Dios!" se decía,
" ¡pero si hace más calor que en pleno verano!
Tendré que quitarme la capa".
Y así lo hizo: Se despojó de la capa y se tumbó a
descansar a la sombra de un árbol.
- ¿Has visto?-le replicó entonces el Sol al Viento
del Norte-La fuerza no siempre está en los músculos.
Moraleja: Más vale maña que fuerza.
Esopo.
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