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HERMOSILLA: ¡Que bién viene para los tórridos calores del verano...

¡Que bién viene para los tórridos calores del verano un chapuzón en la refrescante agua salobre de esta azulada piscina!

Es un atractivo cuasi necesario para atraer y distraer a los vecinos de los pueblos deshabitados, cuando llegan las vacaciones.

Los paseos por la carretera, y los caminos del campo; el cuidado de las huertas, las visitas al bar, la charla relajada con los conocidos y las meriendas en las bodegas son otras de las distracciones propias de la estación veraniega.

Sin olvidar el arreglo del patrimonio urbano que nos lleva más de un dolor de cabeza.

Para conocer el pueblo, hay que recorrerlo desde que asoma el sol con el cántico de las distintas aves, deambulando por sendas y caminos de un extremo a otro, observando sus paisajes, fuentes, arroyos, rios.

Los diferentes animales y plantas que lo habitan. Aquellos sólo observables en los rojos atardeceres a la caida del sol, o pronto en la alborada, cuando vienen de buscar comida o de beber en el arroyo o charca más próxima.

En un pueblo viven muchos más habitantes que los censados en el padrón. Ellos son compañeros silenciosos la más de la veces, y por desgracia poco valorados. Pero ahí están hace millones de años, siendo parte e importante de nuestros pueblos. Cuidarlos es nuestro deber. Estas criaturas también necesitan del agua para beber y refescarse en verano, con represas en arroyos o la limpieza de manantiales les vale para aguantar la sofoquina del verano.