El agua útil, humilde y casta,
se posa en la copa de tus labios.
Y en ténue cadencia, desciende
hacia los remansos
de tus jardines interiores.
Melosa, acaricia y moja,
como gotas de rocío,
las flores hermosas
que de tu cuerpo generoso
brotan.
Y la linfa cristalina
desde los mares secretos
seduce, los crespos arrecifes
de sutil y rojo coral.
Navegando por tu mar
de armiño y seda,
atraca en las blancas colinas
de zafíros y ópalos de fuego.
Al final del largo camino
el agua armónica,
cálida y ansiosa
reposa etérea, en el oasis
de tu seductora y húmeda boca.
"Agua sedienta" Havel, agosto 2002.
se posa en la copa de tus labios.
Y en ténue cadencia, desciende
hacia los remansos
de tus jardines interiores.
Melosa, acaricia y moja,
como gotas de rocío,
las flores hermosas
que de tu cuerpo generoso
brotan.
Y la linfa cristalina
desde los mares secretos
seduce, los crespos arrecifes
de sutil y rojo coral.
Navegando por tu mar
de armiño y seda,
atraca en las blancas colinas
de zafíros y ópalos de fuego.
Al final del largo camino
el agua armónica,
cálida y ansiosa
reposa etérea, en el oasis
de tu seductora y húmeda boca.
"Agua sedienta" Havel, agosto 2002.