España es quemada por accidentes metereologicos, negligencias, por trastornados mentales y por la avaricia de depredadores de toda calaña, sean de guante blanco o de manos con callos.
No hay que culpabilizar tanto al combustible herbáceo o leñosos, sino a la maligna mano que enciende la cerilla.
Bosques prístinos que se carbonizan, animales que arden como antorchas, casas que arden con todo el presente, el pasado y el futuro.
Personas asesinadas por el trastonado de la
cerilla, de la avaricia...