Contrarreforma: Concilio de Trento, FUENTEODRA

El importante lugar que la Contrarreforma concedió a la Eucaristía tuvo felices consecuencias en el campo artístico, entre las que destacaron las arquitecturas destinadas a su reserva y exposición. El tabernáculo se convirtió en el centro de referencia visual y simbólica de los templos. En el plano teórico su justificación inmediata parte de las directrices dadas por el cardenal Carlos Borromeo en el libro II de sus Instructionum Fabricae et Supellectilis Ecclesiasticae publicadas en la archidiócesis de Milán en 1577. En aquellos preceptos aparecía consignado el lugar donde se debían instalar, las formas y los materiales que se debían emplear y, de manera especial, quedaba codificada la simbología del edículo eucarístico. Todo ello con la finalidad de resaltar al sagrario, así resultó que, de ocupar un lugar secundario, pasó a ser pieza principal en el altar mayor del templo.
* Cardenal Carlos Borromeo
(7 de Octubre de 2020)