Tuve la oportunidad de visitar Santa Domingo un Julio, caluroso como pocos y muy reciente. Me impresionó, ya desde fuera toda la construcción y destacaba en un paisaje que el atardecer invitaba al recobimiento. Una vez dentro tanto el claustro, como la presencia de esa piedra trabajada me trasladaron fuerza, una gran fuerza interior y una calma mental. La visita fue extraordinaria y pasaron días hasta que fue consciente de todo lo que había visitado, visto y hecho como propio. Gracias a la inforamción ... (ver texto completo)