La
casa de mis mayores
La casa era de hermosa mampostería, pero los dinteles de
puertas y
ventanas lucían magníficos sillares de
piedra bien labrada que eran la envidia de muchas miradas.
-- ¡Menudo cacho casa –decía mi
amigo Silvino--, y, al decirlo, seguro que pensaba que, en un
pueblo como el mío, no había por qué aspirar a
palacios mayores.
En el desván de aquella “cacho casa” y buscando “cosas”, como suelen hacerlo casi sin excepción todos los niños, encontraba yo números muy atrasados
... (ver texto completo)