NARROS DEL CASTILLO: Viendo esta reliquia de cerradura, me vienen a la memoria...

Viendo esta reliquia de cerradura, me vienen a la memoria aquellas puertas de mi pueblo. Y las correspondientes llaves para abrirlas. Recuerdo que unas eran de hierro forjado, macizas y pesaban lo que no está escrito. Otras estaban huecas, tenían el centro de la llave vacío, pero también pesaban lo suyo y lo del vecino, (que diría nuestra amiga Tordilla). Para estas últimas, la cerradura tenía una suerte de punzón central en el que se encajaba la llave. De las últimas llaves que recuerdo de este tipo eran las de la iglesia. También recuerdo los candados, unos candados enormes y, por supuesto, sus llaves también muy grandes. Tapando la cerradura del candado había una especie de lengüeta, también de hierro, enorme.
En los pueblos de la sierra conquense, las puertas de los pajares tenían unas cerraduras muy peculiares. Las llaves eran como una especie de peine, u hoja de sierra, que se introducía en la cerradura, y hacía correr la cerraja. Todo el sistema de cierre hecho en madera.