Narros de Saldueña, el
pueblo donde viví mi infancia, mi adolescencia, y mi primera
juventud. Añoro tus
campos verdes o amarillos. Añoro el olor a parva y a cabaña, la
fuente y la
fragua, los carámbanos de hielo. Añoro la
música del organillo con la que viví sueños que nunca se realizaron. Y sobre todo añoro a mis seres queridos que allí descansan.