COMO EN ESTE FORO PARECE QUE NADAMAS EL ABUELO DESDE SANTANDER Y YO DESDE MADRID COLABORAMOS PARA SU MANTENIMIENTO, Con el Permiso De JULIO COLLADO
Os remitimos su interesante articulo de opiniòn para removeros las conciencias
Cultura o propaganda
Julio Collado
El día 4 de enero, la tarde no invitaba a salir de casa porque el aire movía sus brazos congelados. Aún así, Sostiene Pereira, decidió acudir a la cita del auditorio de San Francisco porque se entregaban los premios municipales del Certamen Joven. Llegó hasta allí andando y pudo respirar la soledad de las calles y entretenerse con la luz sombreada de la muralla. Atravesó la ciudad de sur a norte hasta encontrarse con el antiguo convento. Sostiene Pereira que le atrae ese lugar y sueña lo que debió ser y ha vuelto a leer las lamentaciones que en 1935 escribió Antonio Veredas en su Ávila de los caballeros: «Se dice fué fundado en las postrimerías del siglo XIII …La ruina proviene…, de la exclaustración de las órdenes religiosas. A partir de tan lamentable momento, fueron sus poseedores desmontando poco a poco sus piedras más notables con objeto de lucrarse de ellas…Hoy se halla convertido, lo que resta, en encerradero de ganados. ¿Qué vergüenza para todo ser medianamente ilustrado! Encuéntrase este crimen de lesa cultura en el arrabal norte de la población».
Cuando se sentó entre el público, escuchó con agrado las voces de Amicus Meus que llegaban desde el coro y pensó que el oído se adentra en otros mundos. Así debió ser, sostiene, en la Edad Media con una iglesia apenas iluminada con los vacilantes pabilos de las velas y la música monocorde y relajada del órgano.
Después de ese brevísimo preludio musical, el acto dio un giro inesperado y decepcionante: la pantalla instalada en el escenario empezó a desgranar los innumerables logros que nuestro Ayuntamiento (o mejor dicho, el PP, pues en la mesa se sentaban el alcalde y algunos concejales de su partido y en el vídeo sólo aparecían ellos) ha traído, cual Reyes Magos, a nuestra ciudad. Parecía estar viendo, sostiene Pereira, el antiguo NODO que en tiempos de la Dictadura era obligado ver antes de cada sesión de cine para mayor gloria del Jefe, si bien ahora en color.
Terminado este largo vídeo, fueron llamando a los jóvenes creadores premiados, con su Don o Doña a pesar de ser casi adolescentes, que la formalidad es la formalidad, y el Sr. Alcalde asistido por sus concejales, les fue entregando el respectivo diploma. Un discurso del presidente de Afávila, premio a los Derechos humanos y a la solidaridad y otro del Sr. Alcalde, cargados ambos de mucha fibra sentimental (contagio tal vez de las fiestas navideñas) dieron casi por concluido este «acto cultural» con la foto de rigor. Desde el coro, Amicus Meus y la Banda Municipal de Música interpretaron un villancico para finalizar.
Durante el camino de vuelta, sostiene Pereira, se le agolparon en la mente preguntas y más preguntas: ¿Por qué no se leyó algún relato o poema ganador? ¿Por qué no pasaron fotos de los cuadros ni se escucharon algunas notas de la composición polifónica premiada? ¿Por qué no pasaron algún corto o algunas fotografías de los jóvenes artistas que debieron ser los protagonistas y a quienes ni oímos ni apenas vimos? Y ¿qué tienen que ver Los Derechos humanos y la solidaridad con la creación pictórica, musical, narrativa, fílmica y poética? ¡Qué decepción! Ni los ciudadanos que acudieron ni el nuevo San Francisco merecen esta cultura mitinera que impidió gozar de las creaciones de los jóvenes abulenses, sostiene.
Os remitimos su interesante articulo de opiniòn para removeros las conciencias
Cultura o propaganda
Julio Collado
El día 4 de enero, la tarde no invitaba a salir de casa porque el aire movía sus brazos congelados. Aún así, Sostiene Pereira, decidió acudir a la cita del auditorio de San Francisco porque se entregaban los premios municipales del Certamen Joven. Llegó hasta allí andando y pudo respirar la soledad de las calles y entretenerse con la luz sombreada de la muralla. Atravesó la ciudad de sur a norte hasta encontrarse con el antiguo convento. Sostiene Pereira que le atrae ese lugar y sueña lo que debió ser y ha vuelto a leer las lamentaciones que en 1935 escribió Antonio Veredas en su Ávila de los caballeros: «Se dice fué fundado en las postrimerías del siglo XIII …La ruina proviene…, de la exclaustración de las órdenes religiosas. A partir de tan lamentable momento, fueron sus poseedores desmontando poco a poco sus piedras más notables con objeto de lucrarse de ellas…Hoy se halla convertido, lo que resta, en encerradero de ganados. ¿Qué vergüenza para todo ser medianamente ilustrado! Encuéntrase este crimen de lesa cultura en el arrabal norte de la población».
Cuando se sentó entre el público, escuchó con agrado las voces de Amicus Meus que llegaban desde el coro y pensó que el oído se adentra en otros mundos. Así debió ser, sostiene, en la Edad Media con una iglesia apenas iluminada con los vacilantes pabilos de las velas y la música monocorde y relajada del órgano.
Después de ese brevísimo preludio musical, el acto dio un giro inesperado y decepcionante: la pantalla instalada en el escenario empezó a desgranar los innumerables logros que nuestro Ayuntamiento (o mejor dicho, el PP, pues en la mesa se sentaban el alcalde y algunos concejales de su partido y en el vídeo sólo aparecían ellos) ha traído, cual Reyes Magos, a nuestra ciudad. Parecía estar viendo, sostiene Pereira, el antiguo NODO que en tiempos de la Dictadura era obligado ver antes de cada sesión de cine para mayor gloria del Jefe, si bien ahora en color.
Terminado este largo vídeo, fueron llamando a los jóvenes creadores premiados, con su Don o Doña a pesar de ser casi adolescentes, que la formalidad es la formalidad, y el Sr. Alcalde asistido por sus concejales, les fue entregando el respectivo diploma. Un discurso del presidente de Afávila, premio a los Derechos humanos y a la solidaridad y otro del Sr. Alcalde, cargados ambos de mucha fibra sentimental (contagio tal vez de las fiestas navideñas) dieron casi por concluido este «acto cultural» con la foto de rigor. Desde el coro, Amicus Meus y la Banda Municipal de Música interpretaron un villancico para finalizar.
Durante el camino de vuelta, sostiene Pereira, se le agolparon en la mente preguntas y más preguntas: ¿Por qué no se leyó algún relato o poema ganador? ¿Por qué no pasaron fotos de los cuadros ni se escucharon algunas notas de la composición polifónica premiada? ¿Por qué no pasaron algún corto o algunas fotografías de los jóvenes artistas que debieron ser los protagonistas y a quienes ni oímos ni apenas vimos? Y ¿qué tienen que ver Los Derechos humanos y la solidaridad con la creación pictórica, musical, narrativa, fílmica y poética? ¡Qué decepción! Ni los ciudadanos que acudieron ni el nuevo San Francisco merecen esta cultura mitinera que impidió gozar de las creaciones de los jóvenes abulenses, sostiene.
