En la girola se encuentra la obra cumbre de Vasco de la Zarza, el sepulcro de El Tostado, en alabastro. Cuenta la
tradición de
Ávila que Pedro Sánchez Zurraquines, nombrado obispo tras un viaje a Roma, halló el templo de
San Salvador asolado e malparado e el maderaje podrido con las
aguas, que obtuvo del rey Alfonso VI licencias y dineros para reedificar el templo y que fue el maestro navarro Alvar García de Estella, home de gran sabiduría en jometría, quien, a partir de 1091, construyó la nueva
catedral.