Sólo su visita detallada, tanto al exterior como al interior, puede llevar varias horas y justifica plenamente nuestro viaje a la maravillosa y, a veces, olvidada ciudad de
Ávila. El lugar elegido, en un profundo desnivel al noreste de la ciudad intramuros, corresponde al lugar donde fueron martirizados los
santos patronos:
San Vicente,
Santa Sabina y Santa Cristeta a comienzos del siglo IV d. C. en tiempos del emperador Diocleciano.