La ciudad experimentó cierta decadencia a partir del siglo iii, en el contexto de una crisis generalizada en la Hispania
romana a raíz de las invasiones franco-alamanas y de cierto proceso de abandono de las ciudades, en favor de las villae, como los cercanos ejemplos de la El Vergel en
San Pedro del Arroyo y Pared de los Moros en Niharra. Una epidemia de peste, iniciada alrededor de 250-252 d. C., diezmó a la población de la ciudad durante veinte años.