La ciudad
romana estaba formada por el actual
casco viejo, la zona rodeada hoy día por las
murallas. La antigua presencia romana en la ciudad se manifiesta a través del
puente romano, la calzada y distintos
mosaicos, que son algunos de los restos de esta época que han sobrevivido hasta la actualidad. La necrópolis romana estaba situada al este, más allá de la
calle de
San Segundo, de modo que en toda esa parte de la
muralla se pueden observar piezas funerarias reaprovechadas como materiales de construcción: estelas, aras, miliarios, «verraquitos» y estelas y cápsulas cinerarias de granito, incrustados en los lienzos del muro oriental.