Para los que llegamos por primera vez a
Avila, es simplemente sobrecogedor el espectáculo que ofrecen sus
murallas. Magníficamente conservadas y restauradas, encierran dentro de sí una ciudad con aires
medievales donde te encuentras trasportada a otra época.
Visité Avila el 23 de octubre, gozando de un día espléndido que el
otoño nos regaló entre dos borrascas. La vista se recreaba en unos
campos de verdes exultantes, reluciendo recién lavados, donde se erguían unos
árboles de oro a punto de desprenderse
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