DÍA – 29 - 11 - 2025:
UNA DESAGRADABLE SORPRESA
Con el paso de los años se me viene a la memoria los recuerdos de mi infancia, cosa al parecer nada extraña, puesto que es muy corriente acordarse del pasado olvidando el presente, en los pueblos todos nos conocíamos si era necesario nos ayudábamos los unos a los otros, eso es lo que nuestros mayores nos repetían una y otra vez, es por eso que a mí se me quedó grabado tanto que no he sido capaz de contarlo a nadie, siempre me decía a mi misma, que lo que pasó no tenía importancia porque seguramente la culpa fuese mía, hasta bien pasados los años, he comprendido que lo que paso no fue culpa mía, si de algo tuve culpa fue por exceso de confianza. Era una tarde de primavera con un Sol radiante. Salí como casi todos los días a jugar a la calle con mis amigas, puesto que en esos años ningún peligro suponía para los niños, tendríamos entre seis o siete años, jugando al escondite, otra niña y yo nos alejamos de los demás, cuando nos dimos cuenta se nos hizo de noche, tomando el camino equivocado. Por fin encontramos el camino de vuelta a casa, eso nos tranquilizó, pero de repente notamos que alguien nos seguía, sin dudarlo echamos a correr, dejando a esa persona atrás, se supone que seria mayor porque no nos paramos para averiguarlo, nos sentíamos salvadas, al ver la casa de mi amiga, llegamos sin aliento llamando a la puerta desesperadas notando las pisadas del perseguidor, sentimos un alivio tremendo cuando la madre de mi amiga apareció en la puerta, cual no seria mi sorpresa que cogió a su hija del brazo metiéndola para dentro y a mí me empujó para fuera a la calle, en ese momento me sentí desolada sin saber que hacer, fue el miedo el que me impulso a correr para mi casa, gracias que estaba muy cerca, llegue sin aliento, esto nunca lo comentamos mi amiga y yo con nadie, pero para mí todo cambio con respecto a esa familia, tengo que decir que nunca lo entendí, puesto que esta señora era muy amiga de mi madre, y su hija y yo éramos como hermanas. Cuando tuve la edad suficiente estuve tentada de pedirle explicaciones del porque de su comportamiento para conmigo, pero eso suponía que la amistad que teníamos se rompería, sin contar de que seguramente dirían que eso me lo invente, así que lo deje correr hasta hoy. Por eso nunca sabremos como puede reaccionar el ser humano. Creo que esto nunca lo podre olvidar. A pesar de este desengaño no he perdido la fe en el ser humano.
ROSARIO FAJARDO BLANCO.
UNA DESAGRADABLE SORPRESA
Con el paso de los años se me viene a la memoria los recuerdos de mi infancia, cosa al parecer nada extraña, puesto que es muy corriente acordarse del pasado olvidando el presente, en los pueblos todos nos conocíamos si era necesario nos ayudábamos los unos a los otros, eso es lo que nuestros mayores nos repetían una y otra vez, es por eso que a mí se me quedó grabado tanto que no he sido capaz de contarlo a nadie, siempre me decía a mi misma, que lo que pasó no tenía importancia porque seguramente la culpa fuese mía, hasta bien pasados los años, he comprendido que lo que paso no fue culpa mía, si de algo tuve culpa fue por exceso de confianza. Era una tarde de primavera con un Sol radiante. Salí como casi todos los días a jugar a la calle con mis amigas, puesto que en esos años ningún peligro suponía para los niños, tendríamos entre seis o siete años, jugando al escondite, otra niña y yo nos alejamos de los demás, cuando nos dimos cuenta se nos hizo de noche, tomando el camino equivocado. Por fin encontramos el camino de vuelta a casa, eso nos tranquilizó, pero de repente notamos que alguien nos seguía, sin dudarlo echamos a correr, dejando a esa persona atrás, se supone que seria mayor porque no nos paramos para averiguarlo, nos sentíamos salvadas, al ver la casa de mi amiga, llegamos sin aliento llamando a la puerta desesperadas notando las pisadas del perseguidor, sentimos un alivio tremendo cuando la madre de mi amiga apareció en la puerta, cual no seria mi sorpresa que cogió a su hija del brazo metiéndola para dentro y a mí me empujó para fuera a la calle, en ese momento me sentí desolada sin saber que hacer, fue el miedo el que me impulso a correr para mi casa, gracias que estaba muy cerca, llegue sin aliento, esto nunca lo comentamos mi amiga y yo con nadie, pero para mí todo cambio con respecto a esa familia, tengo que decir que nunca lo entendí, puesto que esta señora era muy amiga de mi madre, y su hija y yo éramos como hermanas. Cuando tuve la edad suficiente estuve tentada de pedirle explicaciones del porque de su comportamiento para conmigo, pero eso suponía que la amistad que teníamos se rompería, sin contar de que seguramente dirían que eso me lo invente, así que lo deje correr hasta hoy. Por eso nunca sabremos como puede reaccionar el ser humano. Creo que esto nunca lo podre olvidar. A pesar de este desengaño no he perdido la fe en el ser humano.
ROSARIO FAJARDO BLANCO.