VILLANUEVA DE ALCARDETE: VOLVIENDO LA VISTA ATRÁS...

VOLVIENDO LA VISTA ATRÁS
Era el año de mil novecientos cincuenta y cinco, aquella joven mujer abandonaba su tierra toledana, en concreto Villanueva de Alcardete, para dirigirse hacia la capital de España, Madrid, donde pensaba con ayuda de un pariente cercano, empezar una nueva vida, que le fue fácil entonces iniciar. Empezó trabajando en la cocina de un restaurante famoso, y enseguida gano su dinero, con lo que pasando algunos años, con sus ahorros, pudo comprarse un apartamento, y seguir su vida sin muchos problemas económicos. Tuvo amores, pero sin buenos resultados, siendo una mujer independiente y libre, que con el paso del tiempo, se sentía feliz en la ciudad, aunque en sus noches solitarias, recordaba a su pueblo natal, y sentía la necesidad de que algún día a su jubilación pudiera volver de nuevo a vivir entre aquellas personas de su edad, que fueron sus amigos de la niñez, Los años se fueron pasando, y aunque de vez en cuando volvía por Villanueva, cada vez se sentía mucho más distante de su lugar de origen, algunas amigas iban falleciendo, otros vecinos se marchaban con sus hijos a la ciudad, y ella se sentía mucho más forastera. Al jubilarse se dio cuenta que lo de volver era misión casi imposible, su economía no la daba para tanto gasto, ya que no quería dejar a Madrid atrás, y el comprarse una nueva vivienda con su pensión, le resultaba imposible. Una amiga de la infancia la aconsejo, que vendiera su apartamento madrileño, pero entonces ella pensó, y si no me acostumbro a vivir de nuevo en Villanueva, que hago, por lo menos en Madrid tengo amigas y conocidas para seguir saliendo y poder charlar a diario, y mientras tenga salud puedo hacer excursiones, de los Centros de Mayores. Estas conclusiones la hicieron seguir en la ciudad, y entre sus dudas se movía su mente, sin elegir un futuro que no era nada fácil el poder elegir. Hoy día esta señora con ochenta y tantos años, sigue siendo una mujer sin olvidar sus raíces, y aunque tiene la memoria activa, sabe de sobra que su futuro está en esta gran ciudad, muy a su pesar, ya que sus días finales la hubiera gustado el pasarlos entre su gente de la infancia, pero el reloj de la vida no se para, y los años se van cumpliendo, y las ilusiones y sensaciones las vamos perdiendo, eso si la memoria siempre espera el milagro, para poder ser feliz en tu final del camino, sin tener que depender de nadie, y sin querer ser una carga para los demás. Y eso en plan futuro, Madrid te lo puede dar siempre que tengas vienes o dinero. En las localidades más pequeñas es muy distinto, existen muchas menos residencias, y es más complicado el poder elegir. La vida nunca es lo que a veces esperamos, la juventud se pasa corriendo, y es muy difícil el regresar a la tierra que te vio nacer. Aunque en algunos casos todo puede ser posible,
Rosario Fajardo Blanco.