Mantiene ese aire de alminar musulmán, que caracteriza a las
torres toledanas: Cuerpo bajo cerrado, con aparejo de cajas de mampostería entre hiladas de ladrillo. Para iluminación de la
escalera interior, se abren estrechas
ventanas, casi saeteras, donde el habitual
arco lobulado cobija un arquillo mixtilíneo, en yeso. Como remate, un friso de
arcos ciegos lobulados, cuya clave se anuda en un círculo que enlaza con el alfiz, forma derivada de la decoración taifa. Encima, el cuerpo de
campanas, con el consabido doble vano de herradura apuntada, y el
alero sobre ladrillos en saledizo, transposición de los modillones de
rollo califales. La estructura es la normal, de planta cuadrada, con machón central, en torno al que se desarrolla la escalera.