A los pocos meses de llegar al poder, Cospedal anunció la modificación de la Ley Electoral. Lo hizo sin acuerdo, sin el consenso de ninguna otra fuerza política. Cospedal faltó a la verdad, porque en la Sesión de Investidura, en junio de 2011, aseguró que reformaría esta ley “con el consenso y el diálogo que hace falta tener para este tema y también con la participación de todos los agentes sociales y de todo tipo que entendamos en estas Cortes tienen que estar involucrados en la decisión de estas materias”. Palabras textuales de Cospedal.
Cospedal falta a la verdad y adquiere más relevancia tras las declaraciones que ella y muchos de sus seguidores hicieron cuando el anterior Presidente aumentó en 2008 dos escaños en Guadalajara y Toledo, debido al aumento de población en ambas provincias. La reforma de Barreda fue recurrida por el PP, pero refrendada por la justicia. Cospedal no se cortó un pelo y dijo que se trataba de “un golpe de estado”, una “cacicada”, un “atropello a la democracia”. En aquellos años, los insultos hacia el Presidente eran habituales en las comparecencias de Cospedal, Tirado, Riolobos, Labrador o Leandro Esteban le llamaban: “cacique”, “cobarde”, “débil”, “adolescente gamberro”, “calzonazos”, “caradura…”.
En abril de 2012, Cospedal remite a las Cortes la proposición para cambiar la Ley Electoral y lo hace sin acuerdo, sin consenso y sin participación de agente alguno. En esa reforma, Cospedal aumenta el número de diputados en las Cortes Regionales de 49 a 53 escaños, algo que, a la vista de los resultados electorales de mayo le venía muy bien al PP: con los 49 escaños, el resultado fue de los actuales 25 diputados para el PP y 24 para el PSOE. Con los 53 escaños de la nueva Ley Cospedal y los mismos votos recibidos en las elecciones de 2011, el PP obtendría 28 escaños y el PSOE 25. Es decir, en este caso, le daría a Cospedal tres escaños más de diferencia sobre el PSOE.
Pero desde entonces las cosas han cambiado mucho. Cospedal ha pasado a ser una de las políticas peor valoradas de España y, según la última encuesta rigurosa (el baremo del Centro de Investigaciones Sociológicas que depende en última instancia del Gobierno central), su nivel de simpatía en Castilla-La Mancha es ninguno. Cospedal apenas puede salir a las calles de la región sin recibir las protestas de grupos de ciudadanos. La mayoría de los castellano-manchegos tienen ya la impresión de que Cospedal vino a Castilla-La Mancha para hacer una carrera política en la que priman sus intereses o sus aspiraciones dentro del PP, siempre en detrimento de la región.
Hubo numerosas declaraciones de la propia Cospedal ensalzando el aumento de diputados que realizó en 2012: la nueva Ley Electoral, dijo “es justa, ponderada, austera y garantiza la igualdad de los ciudadanos”. Y sin embargo, pronto anunciaría una nueva reforma de su reforma que ella misma había considerado justa, ponderada, austera… Con la disculpa de la austeridad (otra vez), Cospedal anunció la nueva reforma electoral en Castilla-La Mancha: “En tiempos difíciles -dijo- los políticos tendremos que ser los primeros en dar ejemplo y voy a proponer al PSOE la modificación puntual del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha para modificar la Ley Electoral y reducir a la mitad el número de diputados que componen las Cortes”.
Esta vez, en vez de aumentar el número de diputados, Cospedal se dispone a reducirlos a la mitad, alrededor de los 25 escaños: ¿cuál es el motivo real de este nuevo giro?
En la actualidad, tras la reforma de Cospedal de 2012, las Cortes Regionales cuentan con 49 escaños: 10 Albacete, 11 Ciudad Real, 8 Cuenca, 8 Guadalajara y 12 Toledo. El nuevo pucherazo, en caso de proponerse los 25 diputados, pretende que el reparto sea: Albacete, 5 escaños, Ciudad Real 6, Cuenca 4, Guadalajara 4 y Toledo 6.
Con esta nueva reforma y la Ley D´hondt, se duplica el porcentaje de votos que necesita una tercera fuerza política para obtener un escaño, incremento que aumenta donde hay menos diputados en juego. Por ejemplo, en Ciudad Real y Toledo, los partidos minoritarios necesitarían ahora, con la Ley actual, un 6,5 por ciento de los votos para obtener un escaño; con el nuevo pucherazo, necesitaríamos un 11,3 por ciento de votos. En Albacete, con la Ley actual, un 7 por ciento; con la nueva Ley que anuncia Cospedal, un 16,3 por ciento. En Guadalajara, con la Ley actual, 6,7 por ciento de votos para obtener un escaño; con la nueva, un 16,3 por ciento.
Cospedal acaba de anunciar su segunda reforma electoral para este mes de mayo. Asesores y especialistas en el sistema hacen cuentas y se barajan, además de los 25, otros números de escaños, entre 32 y 33. En todos los casos se intenta conseguir la piedra filosofal o la ecuación perfecta para que Cospedal vuelva a gobernar a partir de 2015 aunque el apoyo de los ciudadanos de la región hacia su persona haya bajado considerablemente tras su política de recortes y abandono de la región.
Con esta reforma de la Ley que el partido PP quiere aprobar, desde UCIN creemos que es un autentico atentado a la democracia, lapidando a los partidos minoritarios y haciendo en esta Región mucho más fuerte al bipartidismo.
Antonio López
Coordinador UCIN-Toledo
Cospedal falta a la verdad y adquiere más relevancia tras las declaraciones que ella y muchos de sus seguidores hicieron cuando el anterior Presidente aumentó en 2008 dos escaños en Guadalajara y Toledo, debido al aumento de población en ambas provincias. La reforma de Barreda fue recurrida por el PP, pero refrendada por la justicia. Cospedal no se cortó un pelo y dijo que se trataba de “un golpe de estado”, una “cacicada”, un “atropello a la democracia”. En aquellos años, los insultos hacia el Presidente eran habituales en las comparecencias de Cospedal, Tirado, Riolobos, Labrador o Leandro Esteban le llamaban: “cacique”, “cobarde”, “débil”, “adolescente gamberro”, “calzonazos”, “caradura…”.
En abril de 2012, Cospedal remite a las Cortes la proposición para cambiar la Ley Electoral y lo hace sin acuerdo, sin consenso y sin participación de agente alguno. En esa reforma, Cospedal aumenta el número de diputados en las Cortes Regionales de 49 a 53 escaños, algo que, a la vista de los resultados electorales de mayo le venía muy bien al PP: con los 49 escaños, el resultado fue de los actuales 25 diputados para el PP y 24 para el PSOE. Con los 53 escaños de la nueva Ley Cospedal y los mismos votos recibidos en las elecciones de 2011, el PP obtendría 28 escaños y el PSOE 25. Es decir, en este caso, le daría a Cospedal tres escaños más de diferencia sobre el PSOE.
Pero desde entonces las cosas han cambiado mucho. Cospedal ha pasado a ser una de las políticas peor valoradas de España y, según la última encuesta rigurosa (el baremo del Centro de Investigaciones Sociológicas que depende en última instancia del Gobierno central), su nivel de simpatía en Castilla-La Mancha es ninguno. Cospedal apenas puede salir a las calles de la región sin recibir las protestas de grupos de ciudadanos. La mayoría de los castellano-manchegos tienen ya la impresión de que Cospedal vino a Castilla-La Mancha para hacer una carrera política en la que priman sus intereses o sus aspiraciones dentro del PP, siempre en detrimento de la región.
Hubo numerosas declaraciones de la propia Cospedal ensalzando el aumento de diputados que realizó en 2012: la nueva Ley Electoral, dijo “es justa, ponderada, austera y garantiza la igualdad de los ciudadanos”. Y sin embargo, pronto anunciaría una nueva reforma de su reforma que ella misma había considerado justa, ponderada, austera… Con la disculpa de la austeridad (otra vez), Cospedal anunció la nueva reforma electoral en Castilla-La Mancha: “En tiempos difíciles -dijo- los políticos tendremos que ser los primeros en dar ejemplo y voy a proponer al PSOE la modificación puntual del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha para modificar la Ley Electoral y reducir a la mitad el número de diputados que componen las Cortes”.
Esta vez, en vez de aumentar el número de diputados, Cospedal se dispone a reducirlos a la mitad, alrededor de los 25 escaños: ¿cuál es el motivo real de este nuevo giro?
En la actualidad, tras la reforma de Cospedal de 2012, las Cortes Regionales cuentan con 49 escaños: 10 Albacete, 11 Ciudad Real, 8 Cuenca, 8 Guadalajara y 12 Toledo. El nuevo pucherazo, en caso de proponerse los 25 diputados, pretende que el reparto sea: Albacete, 5 escaños, Ciudad Real 6, Cuenca 4, Guadalajara 4 y Toledo 6.
Con esta nueva reforma y la Ley D´hondt, se duplica el porcentaje de votos que necesita una tercera fuerza política para obtener un escaño, incremento que aumenta donde hay menos diputados en juego. Por ejemplo, en Ciudad Real y Toledo, los partidos minoritarios necesitarían ahora, con la Ley actual, un 6,5 por ciento de los votos para obtener un escaño; con el nuevo pucherazo, necesitaríamos un 11,3 por ciento de votos. En Albacete, con la Ley actual, un 7 por ciento; con la nueva Ley que anuncia Cospedal, un 16,3 por ciento. En Guadalajara, con la Ley actual, 6,7 por ciento de votos para obtener un escaño; con la nueva, un 16,3 por ciento.
Cospedal acaba de anunciar su segunda reforma electoral para este mes de mayo. Asesores y especialistas en el sistema hacen cuentas y se barajan, además de los 25, otros números de escaños, entre 32 y 33. En todos los casos se intenta conseguir la piedra filosofal o la ecuación perfecta para que Cospedal vuelva a gobernar a partir de 2015 aunque el apoyo de los ciudadanos de la región hacia su persona haya bajado considerablemente tras su política de recortes y abandono de la región.
Con esta reforma de la Ley que el partido PP quiere aprobar, desde UCIN creemos que es un autentico atentado a la democracia, lapidando a los partidos minoritarios y haciendo en esta Región mucho más fuerte al bipartidismo.
Antonio López
Coordinador UCIN-Toledo
