RECORTES DE PRENSA DE LO OCURRIDO EN GUINEA JULIO DE 2003
Había acabado la diplomatura de Trabajo Social y sus amigos aseguran que, si han de quedarse con una palabra que pudiera definirla ésta sería «comprometida». ...
Todavía no había llegado a su destino. Ana Isabel había partido de Barajas en un vuelo de la línea Spanair con destino a Bata, capital de la región guineana de Río Muni, el domingo. Una vez aquí, su viaje debía continuar en autocar hasta Aconibe, donde pasaría un mes ayudando en la escolarización de niñas y mujeres. El camino hacia Aconibe parecía tranquilo. Ana Isabel conversaba con una de sus amigas sobre las expectativas y la ilusión que había depositado en ese viaje. En su maleta, lápices y cuadernos eran los testigos de la misión que la joven iba a desempeñar en la casa de las Madres Escolapias.
Control de viajeros
A la altura del poblado de Mbon Ecua, a escasos kilómetros de la que iba a ser su casa durante este mes, un control de carretera, al parecer rutinario, detuvo el autocar de la línea Iberia bus que la transportaba. Un coche que les precedía pasó sin problemas la barrera del control, y el conductor del autobús aprovechó este momento para rebasarla, según informaron ayer fuentes de la Asociación para la Solidaridad Democrática con Guinea Ecuatorial (Asodegue). Las mismas fuentes aseguran que la conducta del chófer del autocar no fue bien recibida por los militares del control, quienes exigieron la bajada inmediata de todos los ocupantes del vehículo. Cuando el autocar reanudó la marcha, uno de los militares, molesto todavía por el hecho de que el conductor se hubiese querido saltar el control, disparó contra el vehículo hiriendo de gravedad a Ana Isabel y a otro de los ocupantes, al parecer menor. El disparo le dio de lleno en el pulmón, según aseguró una de las chicas españolas que la acompañaban, por lo que nada pudieron hacer los médicos cubanos que durante dos horas intentaron salvarle la vida.
...
La casa de los Sánchez Torralbo en la calle La Paz de Ocaña, en Toledo, fue ayer reflejo de una familia rota por el dolor. El tío de la fallecida no daba abasto para coger el teléfono, para recibir a los vecinos y para atender las preguntas de los medios de comunicación. Al otro lado del teléfono, podía oirse la voz desgarrada de una madre que acaba de perder a sus hija: «Ay mi hija, ay mi niña, Dios mío, por favor».
«Pese a que Ana Isabel era miembro activo del Camino neocatecumenal, movimiento iniciado por Kiko Argüello, unas vecinas suyas del barrio de Aluche, en Madrid, donde residía mientras acababa la carrera, la animaron a trabajar con la orden de las Escolapias», señala su tío.
La casualidad hizo que este periódico fotografiara a la joven fallecida mientras participaba en el encuentro del Camino que tuvo lugar tras la misa de Juan Pablo II en la plaza madrileña de Colón, este mismo año (ver página 3). Según Javier López, uno de sus amigos, Ana Isabel no se había planteado ningún tipo de vocación especial en este encuentro, simplemente «acudió allí para escuchar a Kiko junto a la Comunidad neocatecumenal de Ocaña. Lo que sí queda patente es que era una chica solidaria, comprometida y muy religiosa», señalan.
Similar tristeza reinaba ayer en el colegio Nuestra Señora de las Escuelas Pías de Carabanchel. «Sí la conocíamos», señaló una de las religiosas a este periódico. «Ha sido una pena. Cuentan nuestras hermanas en Guinea que los controles de carretera son muy frecuentes allí y que, en ocasiones, quienes los practican están desequilibrados», apuntó la religiosa.
«Guinea se ha volcado»
Mientras reinaba la confusión y la rabia por el trágico destino de la joven cooperante española, el embajador español en Guinea Ecuatorial, Carlos Robles, aseguró que las autoridades del país juzgarán al responsable de los hechos. Según el diplomático español, las autoridades ecuato-guineanas «se están volcando en ayudarnos». Robles Fraga precisó que el presidente Obiang Nguema había telefoneado al secretario de Estado español, Ramón Gil Casares, para expresarle sus condolencias por el suceso.
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Desde el PSOE se pidió al Gobierno español «apretar las tuercas» a Guinea y que Obiang defienda la democracia si quiere ayuda.
«Lo más importante es la voluntad de Dios»
El Gobierno español se ha comprometido a mediar para que los verdaderos culpables de este trágico asesinato sean juzgados, y desde Guinea se asegura que el crimen no quedará impune. No obstante, en el hogar de los Sánchez Torralba no tienen fuerza para hablar de investigaciones ni de culpables. Han perdido demasiado y nadie puede devolverles viva a esa joven de 22 años que metió en la maleta todas las ilusiones y fuerzas de una persona de su edad para ofrecerlas a quienes, muy lejos de su casa, más las necesitaban. Los familiares de Ana Isabel, que decidieron no viajar a Guinea por consejo de las autoridades españolas, rechazaron ayer de pleno la posibilidad de abrir cualquier tipo de investigación. Su madre, rota de dolor, expresó que «mi hija ha ido a una misión y lo más importante es la voluntad de Dios. Era su momento».
Al cierre de esta edición, el salón parroquial de la iglesia de Ocaña era la sede de una eucaristía en la que sus vecinos y amigos oraron por su alma.
José Carlos Martínez, alcalde de Ocaña, quien estuvo en permanente contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el embajador de España en Guinea, visitó ayer a la familia de Ana Isabel, e indicó que se encontraba «destrozada» por la pérdida. Según dijo, toda muerte es una tragedia, pero más si cabe al tratarse de una joven que dedicaba su tiempo libre a ayudar a los demás.
Anunció que el Ayuntamiento de la localidad toledana había decretado dos días de luto oficial en homenaje a una joven «llena de vida» que «ha muerto intentando ayudar a los demás». También resaltó que todo el pueblo se encontraba «desconsolado».].
Había acabado la diplomatura de Trabajo Social y sus amigos aseguran que, si han de quedarse con una palabra que pudiera definirla ésta sería «comprometida». ...
Todavía no había llegado a su destino. Ana Isabel había partido de Barajas en un vuelo de la línea Spanair con destino a Bata, capital de la región guineana de Río Muni, el domingo. Una vez aquí, su viaje debía continuar en autocar hasta Aconibe, donde pasaría un mes ayudando en la escolarización de niñas y mujeres. El camino hacia Aconibe parecía tranquilo. Ana Isabel conversaba con una de sus amigas sobre las expectativas y la ilusión que había depositado en ese viaje. En su maleta, lápices y cuadernos eran los testigos de la misión que la joven iba a desempeñar en la casa de las Madres Escolapias.
Control de viajeros
A la altura del poblado de Mbon Ecua, a escasos kilómetros de la que iba a ser su casa durante este mes, un control de carretera, al parecer rutinario, detuvo el autocar de la línea Iberia bus que la transportaba. Un coche que les precedía pasó sin problemas la barrera del control, y el conductor del autobús aprovechó este momento para rebasarla, según informaron ayer fuentes de la Asociación para la Solidaridad Democrática con Guinea Ecuatorial (Asodegue). Las mismas fuentes aseguran que la conducta del chófer del autocar no fue bien recibida por los militares del control, quienes exigieron la bajada inmediata de todos los ocupantes del vehículo. Cuando el autocar reanudó la marcha, uno de los militares, molesto todavía por el hecho de que el conductor se hubiese querido saltar el control, disparó contra el vehículo hiriendo de gravedad a Ana Isabel y a otro de los ocupantes, al parecer menor. El disparo le dio de lleno en el pulmón, según aseguró una de las chicas españolas que la acompañaban, por lo que nada pudieron hacer los médicos cubanos que durante dos horas intentaron salvarle la vida.
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La casa de los Sánchez Torralbo en la calle La Paz de Ocaña, en Toledo, fue ayer reflejo de una familia rota por el dolor. El tío de la fallecida no daba abasto para coger el teléfono, para recibir a los vecinos y para atender las preguntas de los medios de comunicación. Al otro lado del teléfono, podía oirse la voz desgarrada de una madre que acaba de perder a sus hija: «Ay mi hija, ay mi niña, Dios mío, por favor».
«Pese a que Ana Isabel era miembro activo del Camino neocatecumenal, movimiento iniciado por Kiko Argüello, unas vecinas suyas del barrio de Aluche, en Madrid, donde residía mientras acababa la carrera, la animaron a trabajar con la orden de las Escolapias», señala su tío.
La casualidad hizo que este periódico fotografiara a la joven fallecida mientras participaba en el encuentro del Camino que tuvo lugar tras la misa de Juan Pablo II en la plaza madrileña de Colón, este mismo año (ver página 3). Según Javier López, uno de sus amigos, Ana Isabel no se había planteado ningún tipo de vocación especial en este encuentro, simplemente «acudió allí para escuchar a Kiko junto a la Comunidad neocatecumenal de Ocaña. Lo que sí queda patente es que era una chica solidaria, comprometida y muy religiosa», señalan.
Similar tristeza reinaba ayer en el colegio Nuestra Señora de las Escuelas Pías de Carabanchel. «Sí la conocíamos», señaló una de las religiosas a este periódico. «Ha sido una pena. Cuentan nuestras hermanas en Guinea que los controles de carretera son muy frecuentes allí y que, en ocasiones, quienes los practican están desequilibrados», apuntó la religiosa.
«Guinea se ha volcado»
Mientras reinaba la confusión y la rabia por el trágico destino de la joven cooperante española, el embajador español en Guinea Ecuatorial, Carlos Robles, aseguró que las autoridades del país juzgarán al responsable de los hechos. Según el diplomático español, las autoridades ecuato-guineanas «se están volcando en ayudarnos». Robles Fraga precisó que el presidente Obiang Nguema había telefoneado al secretario de Estado español, Ramón Gil Casares, para expresarle sus condolencias por el suceso.
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Desde el PSOE se pidió al Gobierno español «apretar las tuercas» a Guinea y que Obiang defienda la democracia si quiere ayuda.
«Lo más importante es la voluntad de Dios»
El Gobierno español se ha comprometido a mediar para que los verdaderos culpables de este trágico asesinato sean juzgados, y desde Guinea se asegura que el crimen no quedará impune. No obstante, en el hogar de los Sánchez Torralba no tienen fuerza para hablar de investigaciones ni de culpables. Han perdido demasiado y nadie puede devolverles viva a esa joven de 22 años que metió en la maleta todas las ilusiones y fuerzas de una persona de su edad para ofrecerlas a quienes, muy lejos de su casa, más las necesitaban. Los familiares de Ana Isabel, que decidieron no viajar a Guinea por consejo de las autoridades españolas, rechazaron ayer de pleno la posibilidad de abrir cualquier tipo de investigación. Su madre, rota de dolor, expresó que «mi hija ha ido a una misión y lo más importante es la voluntad de Dios. Era su momento».
Al cierre de esta edición, el salón parroquial de la iglesia de Ocaña era la sede de una eucaristía en la que sus vecinos y amigos oraron por su alma.
José Carlos Martínez, alcalde de Ocaña, quien estuvo en permanente contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el embajador de España en Guinea, visitó ayer a la familia de Ana Isabel, e indicó que se encontraba «destrozada» por la pérdida. Según dijo, toda muerte es una tragedia, pero más si cabe al tratarse de una joven que dedicaba su tiempo libre a ayudar a los demás.
Anunció que el Ayuntamiento de la localidad toledana había decretado dos días de luto oficial en homenaje a una joven «llena de vida» que «ha muerto intentando ayudar a los demás». También resaltó que todo el pueblo se encontraba «desconsolado».].