Para dar a la
nieve el blanco encuentro, olvida
pueblo la arrogancia del
verano, esa que te viene de lejos a habitarte, sin darse cuenta de tu íntimo latido. Hoy vengo fuera de mi a buscar el centro más puro que en tu soledad florece. Andaré, pues, sobre tu
manto de armiño frío, y en saludable aire miraré a tu horizonte, al Pico de Grado, a la
sierra azul. Y todo en un suspiro de amor en medio de la luz del pensamiento...