GUADALAJARA: En mi libro:"Guadalajara y Villas de su Campiña: Historia,...

En mi libro:"Guadalajara y Villas de su Campiña: Historia, Arte y Tradiciones" recogo una bella leyenda medieval sobre Guadalajara. He aqui esta:
LOS AMANTES DE WAD-AL-HAYARA

“En el nombre de Dios clemente y misericordioso”.

¡Oh, mi telmid Ahmed, dice el Imán Ibrahim!

Hace muchísimos años, había en una Medina como la nuestra, que se llamaba Wad-al-Hayara, la cual era más grande y sus gentes eran musulmanes y estaba totalmente rodeada de murallas, para evitar que los enemigos del norte la invadieran y la arrasaran.
Había un hombre de edad avanzada, Omar, persona respetable que se encargaba de guardar las puertas y los puentes de la Medina, ejerciendo el cargo de “alamín”.
Vivía éste, en el torreón que guardaba el puente que cruzaba un pequeño río que transcurría desde las montañas próximas y tenía una hija, llamada Aixa, joven y bella que todos los días acudía por la tarde, con sus cántaros para abrevar agua, de una fuente cercana.
Como el abrevadero, se encontraba en al exterior de las murallas, conoció un día a un capitán cristiano, de los que circulaban por aquella zona y se enamoró de ella.
El capitán se llamaba, Sancho y siempre iba montado en un caballo negro.
Asimismo como Aixa era tan bella, también le apareció otro pretendiente, Tareq, que era un criado del valí de la Medina.
Un día que la sorprendió charlando con el capitán cristiano, le entró un ataque de celos y se dispuso a sacar una fecha de su “carcaj” y apuntando con su arco para lanzar un dardo contra el cristiano, tuvo la mala suerte que se clavo, en el corazón de Aixa, quien quedó muerta. Asustado el caballero cristiano, salió huyendo del lugar y Tareq, el criado del valí, no dudó en ahorcarse allí mismo.
Ya entrada la noche y viendo que Aixa no regresaba a su morada, su padre, Omar llamo a los vecinos e iniciaron la búsqueda de la joven, encontrándola muerta de un flechazo y a su joven musulmán, ahorcado en un lugar cercano.
Todo fue lamentos y sollozos por la perdida de Aixa, y al día siguiente, los cristianos se apoderaban de la Medina, gracias a la copia de la llave de sus puertas que Aixa se había facilitado a su enamorado, Sancho, el caballero cristiano.
Al enterarse de la desgracia, Sancho destrozado anímicamente del dolor, se marchó para siempre.

¡Oh, mi telmid Ahmed! Vuestro dolor es la eclosión de la celda que encierra vuestro entendimiento. Así como la semilla de la fruta debe romperse para que su corazón se ofrezca al sol, asi debéis vosotros conocer el dolor. Y si pudiéramos mantener vuestro corazón, maravillado ante los diarios milagros de la vida, vuestro dolor no os perecería menos maravilloso que vuestra alegría.
Mucho vuestro dolor es elección de vuestro espíritu. Es el remedio amargo con el que el médico que hay dentro de vosotros, cura vuestro ser enfermo.
Por tanto, tened confianza en el médico, y bebed el remedio en silencio y tranquilidad.
Dísele, Ahmed ¡Oh, mi respetado Imán Ibrahim, que así sea y se cumpla, y doy gracias a Alah, por vuestra sabiduría y la enseñanza que me transmitís!
Fdo: Julio Reyes Rubio "Al-Mayriti"