La ciudad de
Guadalajara debe al mecenazgo y a la filantropía de María Diega Desmaissieres, duquesa de Sevillano, condesa de la Vega del
Pozo, uno de los mejores conjuntos arquitectónicos de fines del siglo XIX. La duquesa, en torno a 1881, encargó a Ricardo Velázquez Bosco la construcción de un vasto complejo de
edificios, destinado a establecimientos benéficos y a panteón familiar, al sudoeste de la ciudad, a un lado del actual
parque de
San Roque.
El panteón, cuya
cúpula de
cerámica vidriada
... (ver texto completo)