Los obispos acusan al Gobierno socialista de reabrir heridas de la Guerra Civil con su proyecto de ley sobre la memoria histórica. Ellos llevan décadas empeñados en elevar a los
altares a miles de muertos, todas de un bando, en aquella contienda incivil.
La Conferencia Episcopal Española sostiene que la II República (1931-1939) significó para la
Iglesia católica "la última persecución religiosa", con 6.832 mártires, entre ellos 4.184 sacerdotes y 12 obispos. Los obispos excluyen de la relación
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