Una vez establecidos en sus zonas de cría, se entregan a unos acrobáticos vuelos que denotan la espectacular parada nupcial; en ella macho y hembra vuelan elevándose a bastante altura y lanzándose en picado con cabriolas, vueltas y nuevas subidas, todo ello acompañado de ligeros gritos de reclamo emitidos por los dos sexos.