balance de la legislatura le pone muy satisfecho. Algunos datos económicos importan más que las personas, y el presidente cambia de cara y sonríe. No obstante, el termómetro de la deuda pública coge calor y sube de nivel con respecto a 2011, hasta situarse en 300.000 millones más a lo largo de estos cuatro últimos años.
Aún hay más desempleo que cuando él tomó posesión de La Moncloa. Y los empleos son más precarios en general. Los trabajos temporales y a tiempo parcial, mal pagados, alegran la vida del “mejor presi de la historia”, según el ministro de Economía y Competitividad.
La apuesta por las energías renovables es una quimera verde. Y él lo celebra con gritos de “ ¡Viva el vino!”, haciendo un arroz con mandil electoral, escenificando más ridículas situaciones y charlataneando en sus cómicas comparecencias.
Muestra su orgullo y lanza caramelos a la población por “sobreponerse en tiempo récord a una situación delicadísima”… Ha logrado cambiar el rumbo de la economía y ahora viajamos en el tren del empleo, del crecimiento y de la (des) confianza con las impopulares medidas populares.
El orden y la determinación son las armas de este éxito de ilusión masiva. Un ordenamiento y una firmeza que ahogan los derechos y las libertades de muchos. Todo gracias al sólido rodillo parlamentario del partido del Gobierno. El de las reformas en Génova 13 y tantas otras tormentas perfectas.
Por si la victoriosa hazaña nos sabe a poco, debemos decir que estas glorias se han conseguido, además, dialogando con la oposición y los interlocutores sociales. Un diálogo de espaldas y con algodones en los oídos. El mundo ve cómo se sale de la peor crisis sin que nadie se haya quedado en la cuneta, excepto 13,6 millones de pobres, a juicio de la última tasa que mide el riesgo de exclusión en nuestro país.
Mayor aún será el bienestar si el 20-D sale por la puerta grande, a hombros y exhibiendo las orejas de los demás candidatos. ¡Champán navideño para todos por mantener el potente ritmo! Se crece más que nadie, al igual que los ricos también lloran y los enanos aumentan su estatura.
Este señor continúa su triunfal periplo rezando el credo, mirando a las nubes y echando balones a la grada. “Dar marcha atrás sería un disparate”, dice. No lo sería si sirve para replantearse las cosas, sembrar de nuevo y recoger mejores frutos próximamente. Lejos de la corrupción, de las prebendas de algunos y sin suprimir el aire al personal.
A propósito de lo de “ ¡Bienvenidos a la república independiente catalana!”, pretende emplear la prudencia y la proporcionalidad. El Ejecutivo sabe lo que hace. Esgrimir la ley sólo y no mover otras fichas en el tablero. Él. el líder socialista y Ciudadanos mantendrán una postura unitaria ante el desafío de la independencia… No es cuestión de adherirse a su inmovilismo y a la conflictividad. Se trata de abrir otro escenario. Dar una eficaz respuesta política para el presente y con proyección de futuro a la que se sumen todos.
El presidente, como la jefa alemana, está a favor del derecho de asilo. Pero la crisis de los refugiados cabalga por el lodo, entre medias de las correspondientes zancadillas y del fariseísmo de los mandatarios. Por cierto, ya saben que él y su primo científico se confundieron sobre el cambio climático. No es la única equivocación. La “carne procesada” hecha en Génova, a través de las reformas administradas al personal, perjudica gravemente la salud de los españoles. Quieren seguir administrándola después de los comicios
Y estos son los vedaderos dilema en el prosimo futuro y no quien liderara la oranizacion de las fiestas, las fiesta se haran como a sucedido siempre, y sienpre de an criticado por los siglos de los siglos amen
UNO MAS
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