CANTO FUNEBRE POR LAS CENIZAS
DE UN HERMANO EN EL PEÑAGOLOSA (1)
CUANDO EL INSOMNIO SE AGRANDA,
CERCANO YA EL ALBOR,
SOLO LA ALQUIMIA AYUDA A
CONCILIAR ANSIOSO DUERMEVELA.
ENTRE ENSUEÑO Y ALUCINACIÓN,
SIENTO LLEGAR HASTA MI TÁLAMO,
NUBE BLANCA Y DENSA,
QUE ME ENVUELVE Y ME ABRAZA,
TRANSPORTÁNDOME INERTE
POR LOS CIELOS DE LA AMANECIDA,
HASTA LOS ALTOS DECLIVES
DEL PEÑAGOLOSA.
PRESIENTO Y ALUCINO,
ESTAR PRECIPITADO
SOBRE LA LADERA DE LA MONTAÑA,
EN LUGAR VECINO,
A LOS ARCAICOS SILLARES
DEL VETUSTO CENOBIO.
Y POR ALLÍ, ENTE PINOS,
CARRASCAS, ACEBOS Y ABETOS,
HERMANADOS CON VERDES ARBUSTOS,
ENRAIZADOS CON EL GAZÓN
HA SURGIDO UN PRODIGIOSO JARDÍN,
QUE NADIE SE EXPLICA
COMO NACIÓ FUERA DE SU CLIMA,
LEJANO DE LOS ESPACIOS
QUE LE ASIGNÓ LA NATURALEZA.
FLORECEN CON ÍMPETU LUJURIOSO,
LIRIOS, ROSAS, NARDOS. JAZMINES.
GERANIOS, CLAVELES,
Y OTRAS MIL FLORES MAS,
QUE REGALAN COLORES Y EFLUVIOS
ESPARCIDOS POR EL GÉLIDO VIENTO DE LA CUMBRE.
EN MI DESLUMBRAMIENTO,
OIGO VOZ ANÓNIMA DECIR,
QUE HAY UN ANCIANO DEL LUGAR,
AL QUE SOLO VEN Y SIENTEN
LOS QUE TRANSITAN SOÑANDO,
POR ENTRE LOS RISCOS DEL MONTE.
QUE SENTADO SIEMPRE,
ENTRE SOL Y LUNA,
EN EL POYO DEL ARCAICO ORATORIO,
A QUIEN AL LONGEVO
CON CORTESÍA LE PREGUNTA:
¿DE DONDE SALIÓ TAN FERAZ VERGEL?
CONTESTA PAUSADO,
CON VOZ CLARA Y PROFUNDA:
ES UN JARDIN CRECIDO SIN PRIMAVERA,
QUE BROTÓ POR UN PRODIGIO
QUE PRESENCIÉ.
AÑADIENDO EMOCIONADO.
NO HA MUCHO, DOS MUJERES,
ESPOSA E HIJA,
TRANSIDAS DE DOLOR,
ESPARCIERON DONDE HOY HAY FLORES,
LAS CENIZAS DE UN HOMBRE,
DE ALLENDE LA MONTAÑA.
DONDE SE POSARON LAS PAVESAS,
POR EL LLANTO SIN CONSUELO,
LAS LAGRIMAS EMPAPARON
LA TIERRA RESECA,
HACIÉNDOLA ESPONJOSA Y FÉRTIL.
TAMBIÉN ASEGURA EL ETÉREO ABUELO,
QUE NUNCA EN SU DILATADA VIDA
VIO FLORECER FLORESTA TAN EXUBERANTE.
Y SERENAMENTE LO ATRIBUYE,
A QUE TAN ALTAS LADERAS,
NUNCA RECIBIERON
SEMILLAS TAN SINCERAS,
NI GOZARON DE RIEGO TAN CÁLIDO,
SALIDO DE SENTIMIENTOS PROFUNDOS.
Y AUNQUE LOS SUEÑOS,
SUEÑOS SON,
Y TODOS TIENEN SU DESPERTAR,
NO SON TAN MALOS,
SI NOS AYUDAN
AL BUEN RECUERDO PERPETUAR.
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EPP – DICIEMBRE 2007
(1) PEÑAGOLOSA, es la montaña más alta de la provincia de Castellón, en el buen tiempo tiene acceso por carretera sin grandes dificultades hasta su cumbre. Allí perduran los restos de una tan antigua como modesta abadía, hoy parcialmente utilizados como humilde hostal.
En los últimos años, se ha convertido en tradición no escrita, el aventar en su cima las cenizas de los deudos fallecidos e incinerados.
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