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LA VENTOSA: Buenas noches foreros/as...

Buenas noches foreros/as
Menos mal que aguanto el frío mejor que el calor, poque si no tendría que salir pitando a mi casa de Madrid.
Vine el sábado día 2, con la idea de quedarme una semana aquí y disfrutar del Jueves Lardero, para rememorar mis años de chaval.
Los días amanecen claros, como otoñales, si los miras a través de los cristales de las ventanas cerradas, pero cuando abres la puerta te congelas, por eso digo yo, que salgo a pesar de ello, no se ve un alma si paseas por el pueblo a la hora que sea.
Hoy a las 4 de la tarde, y como cada día, he llegado en mi diario paseo hasta el Muro (que cada día está mas lejos) y con un limpio e impresionante cielo azul y un frío cortante, se veían varios pueblos, además del nuestro, pequeños por la distancia, alejados entre si, y perdidos en la inmensidad del gran espacio que los rodea.
Solo se oía a mi alrededor el sonido del viento, sissssssssssssssso, sissssssssssso, al pasar por entre las ramas de las carrascas que hay en ese paraje, y al oirlo en esa soledad, y pensar que en los pueblos que ves hay vida, y que por aquí anduviero nuestros padres, abuelos, y demás antepasados, y que cuando nos "vayamos" nosotros, todo lo que veo quedará inamovible en el mismo sitio para deleite de nuestros hijos, nietos y demás... no puedo dejar de entender que Dios existe y estamos aquí porque EL, así lo quiere.
Mientras bajaba se oía lejano el sonido de una motosierra, borrrrrounnnnnn, borrrrrounnnnnn, de alguien que estaba serrando ramas de olivo, y me remontaba a los tiempos lejanos de mi adolescencia, cuando desde estos mismos parajes se oían los sonidos de las hachas, chak, chak, chak,... manejadas con fuerza y destreza por los hombres que cortaban las ramas! a esos mismos olivos ¡.
Entonces esas ramas eran llevadas a los corrales donde los pastores guardaban las ovejas en la noche, y cuyas ruinas se ven hoy en el campo, y al pueblo, para dárselas a comer a las ovejas. Las ovejas se comían las hojas y tallos tiernos de las ramas, y después los conejos se comían la piel aún verde, de esas mismas ramas, quedando éstas como blancos esqueletos, que después de secarse eran consumidas en las chimeneas de nuestras casas, después de troceadas por nuestros padres y por nosotros mismos.
! Que aprovechamiento de lo que la naturaleza nos daba ¡hoy en día se pide un permiso al Seprona para que te den día, y quemar en el mismo olivar esas ramas que antaño eran tan aprovechadas.
En fin amigos este es mi relato y vivencias del día a día en nuestro pueblo, antes de volver el domingo que viene al mundanal ruido de la capital del Reino.
En otro orden de cosas os digo que la novedad que se apuntaba en escritos anteriores sobre la dimisión de nuestra alcaldesa, es cierta, y que la nueva alcaldesa tomará posesión de ese cargo la semana que viene. La versión de la dimisión según mi informante, no deriva a nada turbio, sino mas bién a presiones internas y diferencias de criterio, dentro de su propio equipo.
En lo referente a lo que he leído sobre el apagado de farolas, debo decir lo que en estos momentos veo en mi calle, desde que empieza la bajada desde el ERUELO. Son las 23'40 horas y hay 9 farolas encendidas, veo desde mi terraza una en las Eras Altas, y además todas las que alumbran la calle que une mi calle, con la carretera de Cuenca, (donde está la casa del Conde).
A mi juicio, y teniendo en cuenta la situación económica de nuestro Ayuntamiento deberían estar apagadas la mitad. Pero esa es mi opinión, y no pretende sentar cátedra.
Bueno amigos/as del Foro, os dejo para leer un rato antes de ir a la cama, no sin antes deciros que seais buenos.
Os quiero foreros
Manuel.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Buenas tardes foreros/as:

Hoy, leyendo al amigo Manolo contándonos el paseo que se dio hasta el muro y también como su hermana nos recordaba la celebración del día de jueves lardero yo también me he animado a recordar los tiempos en los que yo iba a la escuela. Si. Porque en aquellos tiempos no se llamaba colegio. Tampoco teníamos profesor, sino maestro. Se llamaba D. Eduardo. Allí nos juntábamos 60 o 70 amiguetes. Igualito que ahora! que creo que no llegan a media docena. Yo solo pude ir hasta ... (ver texto completo)