Los días más rituales y carismáticos del año acaban de finalizar, la semana grande de cuenca; su semana santa, declarada de interés turístico Internacional.
Los corazones de los conquenses durante estos días han latido a ritmo más acelerado de lo habitual por que sus sentimientos se funden en su interior con el olor de las velas de sus nazarenos. Las procesiones en su recorrido por las calles más populares y emblemáticas de la ciudad, los conquenses agolpados a su paso en las aceras con los rostros afligidos y en estado contemplativo, con ese gran silencio, y sentimiento, pero al mismo tiempo de alegría por estar viviendo un año más su Semana Santa de Cuenca.
Entre los pasos, las bandas de cornetas y tambores de Cuenca y de nuestros pueblos, dando un poco de colorido y solemnidad a las distintas hermandades y Cerrando las procesiones la inigualable banda de música de Cuenca, culminando y regalando con su sonido celestial a todos los ciudadanos y pasos que la componen.
Hecho destacado para los Ventoseros, es como sabéis que acompaña a la Procesión del Santo Entierro junto a las Autoridades en el lugar preferente que le corresponde el Conde de la Ventosa, este es un acto de Protocolo que año tras año se repite y del cual ignoro las causas.
La gente más veterana vive momentos centenarios siempre con la emoción a flor de piel; y los más jóvenes mezclan esos instantes con otros más lujuriosos y de diversión por que no, para hacer de la semana santa unos días en los que se unen fuertes sentimientos por distintos conceptos, pero todos con la alegría de haber sido vividos plena e intensamente por los primeros y casi al límite por los segundos. Por que todo lo bonito y grande si además se hace con el corazón no puede ser malo para nadie.
Ver desfilar los pasos justo enfrente o al lado de la Iglesia de San Felipe Neri del siglo XVIII, para oír en lugar privilegiado el impresionante Miserere cantado por el espectacular Coro; y cuando finalice la procesión al paso de la última imagen, bajarse hacia el centro de la ciudad por las estrechas calles adyacentes y centenarias de los alrededores admirando sus casas, puertas y balcones de rejas de forja antiquísima, así como las estrechas escaleras de piedra, iluminadas con la tenue luz de sus faroles, y todo ello mezclado con lo ritual del momento parece ser que retrocedes 300 años en el tiempo, viviendo unas sensaciones difíciles de olvidar.
La popular procesión de las turbas por fin pudo desfilar sin problemas climatológicos después de dos años sin salir por la lluvia, por todo ello de las ansias contenidas por el tiempo, los turbos se emplearon en colaboración y en asistencia y participaron masiva y cívicamente en el acto del desfile haciendo responsable y vistoso su gran papel dentro de la procesión más vista y multitudinaria por nuestros visitantes.
Un saludo.
Los corazones de los conquenses durante estos días han latido a ritmo más acelerado de lo habitual por que sus sentimientos se funden en su interior con el olor de las velas de sus nazarenos. Las procesiones en su recorrido por las calles más populares y emblemáticas de la ciudad, los conquenses agolpados a su paso en las aceras con los rostros afligidos y en estado contemplativo, con ese gran silencio, y sentimiento, pero al mismo tiempo de alegría por estar viviendo un año más su Semana Santa de Cuenca.
Entre los pasos, las bandas de cornetas y tambores de Cuenca y de nuestros pueblos, dando un poco de colorido y solemnidad a las distintas hermandades y Cerrando las procesiones la inigualable banda de música de Cuenca, culminando y regalando con su sonido celestial a todos los ciudadanos y pasos que la componen.
Hecho destacado para los Ventoseros, es como sabéis que acompaña a la Procesión del Santo Entierro junto a las Autoridades en el lugar preferente que le corresponde el Conde de la Ventosa, este es un acto de Protocolo que año tras año se repite y del cual ignoro las causas.
La gente más veterana vive momentos centenarios siempre con la emoción a flor de piel; y los más jóvenes mezclan esos instantes con otros más lujuriosos y de diversión por que no, para hacer de la semana santa unos días en los que se unen fuertes sentimientos por distintos conceptos, pero todos con la alegría de haber sido vividos plena e intensamente por los primeros y casi al límite por los segundos. Por que todo lo bonito y grande si además se hace con el corazón no puede ser malo para nadie.
Ver desfilar los pasos justo enfrente o al lado de la Iglesia de San Felipe Neri del siglo XVIII, para oír en lugar privilegiado el impresionante Miserere cantado por el espectacular Coro; y cuando finalice la procesión al paso de la última imagen, bajarse hacia el centro de la ciudad por las estrechas calles adyacentes y centenarias de los alrededores admirando sus casas, puertas y balcones de rejas de forja antiquísima, así como las estrechas escaleras de piedra, iluminadas con la tenue luz de sus faroles, y todo ello mezclado con lo ritual del momento parece ser que retrocedes 300 años en el tiempo, viviendo unas sensaciones difíciles de olvidar.
La popular procesión de las turbas por fin pudo desfilar sin problemas climatológicos después de dos años sin salir por la lluvia, por todo ello de las ansias contenidas por el tiempo, los turbos se emplearon en colaboración y en asistencia y participaron masiva y cívicamente en el acto del desfile haciendo responsable y vistoso su gran papel dentro de la procesión más vista y multitudinaria por nuestros visitantes.
Un saludo.
