HUELAMO: 6-HUELAMO (WALMA). CUENCA ...

6-HUELAMO (WALMA). CUENCA
Huelamo, en árabe Walma fue un importante Iqlim de la época musulmana durante el período de los siglos IX y XI y formó parte de la Cora de Santavería perteneciente a la provincia de Cuenca de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, ubicada en la comarca de la Serranía de Cuenca.
Su nombre etimológicamente procede de Walmu y durante la dominación musulmana fue un enclave relevante asentado en un empinado cerró y aún se conservan las ruinas de un castillo sobre un alto montículo así como en las laderas se encuentra la Iglesia y algunas calles unidas por escaleras e incluso un cementerio con una panorámica espectacular en sus alrededores cubiertos por un espesa vegetación donde abunda el boj.
En este lugar estaba la Cora de Santavería, denominación de origen de la antigua ciudad conquense de Ercavica, cuyo nombre oficial era Potens et Nobilísima Civitas Ercavica Caput Caeltiberiae, este último terminó arabizándose se transforma en Shantaberiyya o simplemente Santaver.
Esta Cora abarcaba durante el Califato la provincia de Cuenca y parte de las provincias de Guadalajara, Valencia, Albacete y Teruel.
Su límite por el noroeste llegaba hasta Al-Rayahin, cerca de Calamocha (Qalamusa) en Teruel, hacia el este debía pasar por Molina de Aragón (Mulin) y continuaría la ruta por el río Tajo hasta el castillo de Welid, próximo Ocaña (Awkaniyya); al Sur quedaría delimitado por la población de La Roda y definitivamente la parte sureste debió seguir el cauce del río Júcar (Wadi Sukr) hasta su confluencia con el río Gabriel (Wadi Cabrial) pasando por la comarca de Utiel, Requena para buscar el río Turia incluyendo el rincón de Ademiz hasta Teruel (Tirwa) y finalmente siguiendo el curso del rio Jiloca hasta encontrarse con el castillo de Al-Rayahin.
Tras la conquista musulmana de Hispania, el ejército invasor se dividió las tierras asignándose la etnia árabe siria y yemeni las tierras más fértiles y el contrario para la etnia bereber las tierras baldías y menos productivas. Así los bereberes se establecieron en las zonas más montañosas como la Serranía de Cuenca, donde desarrollaban su oficio original del pastoreo.
Entre los distintos grupos tribales que se establecieron en Cuenca estaban los Hawwara siendo los más destacados y actualmente todavía residen en Argelia y la parte meridional de Marruecos y Libia.
El primer gobernador de Santaver fue Sulaiman ben Utman ben Marwan ben Aban ben Utman ben Affan que murió en el año 768. A partir del 873 esta jerarquía pasó a la familia bereber de Banu Zennun de origen Hawwara.
La capitalidad de la Cora de Santavería (Ercávica) y a su vez se subdividía en pequeñas ciudades más pequeñas llamadas “amal” (Amalia) y cada una de ellas dependía de una región denominada al-hawz (alfoz).
Entre las capitales del Iqlim o cabezas de amelias se encontraban Huete (Guabda), Huelamo (Gualamu), Ucles (Uklis), Zorita de los Canes (Suritta), Molina de Aragón (Mulin) y Albarracín (Santa Mariyya).
Esto núcleos poblacionales tenían una economía basada en el cultivo del trigo, cebada, olivo, vid, nueces, avellana y azafrán. También se fomentaba la ganadería con la cría de corderos y caballos. Además se transportaban troncos de madera para las construcciones a través de los ríos Cabriel y Júcar.
Dentro de su jurisdicción debió existir durante el Califato de Córdoba un asentamiento poblacional en Molina de Mira. Este territorio estuvo integrado dentro de los límites de la antigua Cora de Santaver y durante un período determinado la Sierra de Mira fue frontera entre la Cora de Santaver y la Cora de Balansiya (Valencia).
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Huelamo, dentro de la provincia de Cuenca.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Teruel es ocupada por el bando nacional pero posteriormente por el bando republicano...
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Actualmente queda de su pasado esplendor un pequeño municipio con una población de 106 habitantes estando ubicado en el margen izquierdo del río Júcar.